La leyenda de Kafuk

Recuerdo del primer mensaje :

Bienvenidos lectores al FIC "La Leyenda de Kafuk". Agradezco a los que los lean. Espero que disfruten leyendo.

CAPÍTULOS DEL FIC

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CAPÍTULO 1: LA LEYENDA Y EL REENCUENTRO

En nuestra Región es muy famosa una leyenda. La leyenda transcurre en esta misma Región, la Región de Kafuk, a la que nombra un caballero valiente que salvó a los pueblos de ser dominada por una extraña tropa desconocida. Los pueblos de la Región habían sido sorprendidos por el ataque de unos soldados, de los que se desconoce su procedencia, ya que no eran del todo humanos. Estos soldados eran caracterizados por espadones enormes y hachas de cuatro caras, pero lo que más destacaba era su aspecto, tenían cabezas de animales, al menos, dice la leyenda que la mayoría de ellos. Estos soldados iban arrasando con todo lo vivo que se interpusiera en el camino. Mataron a la mayoría de personas de la Región, dejando solo a unos pocos luchadores (a los que les daba tiempo) y otros aldeanos, que se refugiaron todos en el rincón alejado de la Región, llamado hoy en día el Rincón de los Salvados. Los luchadores perecieron con el ataque de la tropa enemiga, solo quedaban los aldeanos, que no tenían ni idea de la lucha. La tropa enemiga empezaron a quemar las casas de los pueblos para que cualquiera que se escondiese en su interior, saliera o muriese comido por las llamas. Cuando la tropa enemiga acabó con esa tarea, registraron el último rincón, donde se hallaban los refugiados. Justo para que fueran aniquilados, uno de los refugiados, llamado Kafuk, levantó la cabeza, sonrió y dijo en voz alta a aquella tropa: “Habéis venido a matar, y no os dais cuenta de que vosotros seréis matados”. Como ya dije antes, ninguno de ellos era un experto con las armas, pero Kafuk se armó de valor y se enfrentó, él solo, sin ninguna experiencia, solo con lo que le enseñó su padre a manejar la espada, ya fallecido al luchar contra la tropa anteriormente. Kafuk desenvainó la espada y empezó a luchar contra todos, él solo, lo vuelvo a repetir, uno tras otro, todos caían ante Kafuk, hasta que la tropa ordenó la retirada. Kafuk es ahora un héroe conocido en su propia Región. Pero esto no acaba aquí, Kafuk siguió a la tropa hasta su guarida, refugio o lo que fuese. Kafuk y la tropa desaparecieron de la faz y no se supo nada más de ellos, tanto de él como de los otros.

Vivo en Blasto, al suroeste de la Región Kafuk. Blasto es un pueblo humilde, con prados verdes, un lago cristalino e infinidades de árboles. Estoy orgulloso de vivir en este pueblo, para mí es el mejor, donde siempre hay paz. Al pueblo hay gente que lo llama “El lugar ameno”, por su plena tranquilidad que se respira en el ambiente. Bueno, hablaré un poco de mí para que me conozcáis mejor.

Vivo al este de Blasto con mis padres, conocidos por estar elaborando el primer mapa de nuestra región, aparte de ser los mejores exploradores de la misma. Tengo quince años, alto, rubio con ojos verdes muy oscuros. Mis amigos me describen como intrépido, sin temor a muchos peligros, y sinceramente me orgullece serlo.

Hace un mes que mis padres se fueron a explorar la región y aún no han vuelto, me estoy empezando a preocupar bastante, ya que ellos al menos me mandan cartas para avisarme de que tardarán más de la cuenta o para decirme que cómo le iban por ahí, y como no me mandan ninguna, es extraño. Dada las circunstancias, he decidido ir esta misma madrugada a buscarlos. Me acabo de despertar, lo malo va a ser levantarse de la cómoda cama a las cinco de la noche para dar el largo paseo, pero bueno, hay que hacerlo. Me levanto tambaleándome, viendo nada más que imágenes borrosas, fui al armario por intuición. Una vez que veía más claro, cogí del armario una camisa azul marino y unas bermudas un poco más claras, con su cinturón marrón de hebilla plateada, que hacían juego con las botas que me llegaban hasta poco menos de la rodilla. Acabado de vestirme, bajé las escaleras que crujían al paso que daba en ellas y me senté en la mesa, donde encima de esta se encontraba una botella de cristal translúcido que contenía el sabroso néctar de la región, conocido como el zumo de morambruesa, compuesto por unos frutos del Bosque Tún que combinan la mora con la frambuesa. Me terminé el zumo de morambruesa a pequeños tragos, mientras miraba el oscuro exterior a través de la ventana, pensando en mis padres. La misma botella me la guardé para luego parar en el lago y recoger agua para sobrevivir por el camino. Definitivamente, me marché.

Nunca me había levantado tan temprano a pasear por Blasto, y aun así era un lugar agradable, con sus pequeños farolillos en el camino de albero en medio del césped. De entre la oscuridad, algo sentado en una lejana piedra me estaba mirando, no le veía la cara ni podía distinguir muy bien su cuerpo, pero sé que me miraba porque lo que se veía con claridad era sus brillantes ojos amarillos fijando la vista en mí, quieto, como si estuviera viendo a su objetivo o algo por el estilo, además de que solo con mirarlo notabas en él pena, nostalgia, cómo si yo le recordara a algo o alguien. Me puse muy nervioso y aligeré el paso para huir de esa desagradable experiencia. Lejos ya de aquello, me adentré en el corazón del pueblo, lleno de luz, pero no de gente, seguía todo igual de desierto.

Teniendo el lago al lado, me desvié del camino para llenar mi botella de la limpia y cristalina agua del lago. Justo cuando me agaché extendiendo la botella al agua alguien puso su mano en mi hombro y del susto, resbalé y caí al suelo, dejando mi brazo derecho metido en el agua junto con la botella. Vi el rostro de una joven. Sus cabellos dorados y sus ojos azules como zafiros era lo más representativo de la chica, aunque tengo que destacar la altura, era más alta que yo, delgada y tenía las manos blancas como su propio rostro. Vestía una especie de túnica blanca que acababa en vestido, además de sus altas botas marrones. Un detalle menos importante era la pulsera dorada con un emblema de pájaro que lucía en su muñeca.

-Te conozco-dijo la chica pausadamente.
-No creo-respondí con seguridad, ya que no me sonaba.
-Sí, sé que te conozco-insistió-¿cómo te llamas?
-Zhul, Zhul Wolf-dije levantándome y sacudiéndome.
-¡Claro!-exclamó-¿no te acuerdas de mí? Soy Natasha.
-¿Natasha?-pregunté pensando-natasha…¡Sí, ya recuerdo!
-Hace mucho tiempo que no te veía-dijo Natasha-dame un abrazo querido amigo.

Natasha era mi mejor amiga hace seis años, me sorprende que ella se acuerde aún se mí con la cantidad de tiempo que ha pasado. Los dos tenemos la misma edad y nos conocimos cuando teníamos nueve años, pero nos conocimos en Oliker, el pueblo del oeste de la región.


¿Qué tal te ha ido Zhul?-preguntó Natasha.
-Bastante bien, ¿y a ti?
-Bueno…-dijo apenada.
-¿Qué ocurre?-pregunté alzando la mano.
-Mis padres han desaparecido hace ya mucho tiempo-respondió manteniendo el mismo gesto cabizbajo.
-Vaya, lo siento-dije nervioso, sin saber qué decir.
-Pero bueno, lo estoy aguantando.

Sus padres, recuerdo que eran muy trabajadores y humildes. Por si acaso no le preguntaré nada más sobre eso.

-Por cierto-añadió Natasha-¿Qué haces levantado a estas horas?
-Pues…voy…voy a buscar a alguien-respondí, intentando no meter la palabra "padres”.
-¿A quién?-preguntó-¿A tus padres?
-Ehm…sí
-No te preocupes, ya puedo soportar ese peso, no tienes por qué preocuparte-añadió-¿Te puedo acompañar?
-¿Dices que quieres venir conmigo?-intenté que aclarara.
-¡Claro, así no te sientes solo!-dijo riéndose.
-Pues sí, pero no sé cuándo volveremos.
-No me importa, es una oportunidad para conocer la Región de Kafuk.

¡Majestuoso, perfecto qué bien que me quiera acompañar Natasha en mi búsqueda!

-Pues claro, vente entonces-dije sonriendo.
-¡Gracias Zhul!-exclamó abrazándome.

Llené mi botella y reemprendimos el camino. Durante este empezamos a hablar de nuestra infancia en Oliker.

CAPÍTULO 9: UNA NOSTÁLGICA VISITA POR OLIKER

LOCALIZACIÓN ACTUAL:
COMPONENTES DEL GRUPO: ZHUL
HORA: 01:30 (NOCHE)

Eché un vistazo a Oliker, parece que no ha cambiado nada desde mi última estancia aquí. Me acordé de muchos amigos que tuve aquí, pero el mejor era Gero. Nos divertíamos bañándonos en el lago, cogiendo peces de colores y pensando que todo era una aventura trepidante. La situación de ahora cambia, tenía que encontrar a Natasha cuanto antes.

Caminando por el caminito de albero, fui avanzando girando la cabeza hacia los rincones más iluminados. Pero de pronto, una señora gritó mi nombre y salió corriendo hacia mí.

-¡Zhul!-dijo aquella mujer abrazándome.
-Ehm, ¿señora Wendy?-nombré no del todo claro.
-Sí hijo, soy yo-respondió ella con una ímpetu indescriptible-¿Qué te cuentas Zhul?
-Pues nada, estaba buscando a Natasha.
-¿Sí? Pues está en el lago sentada en la piedras, parece preocupada.
-Ya, lo sé-añadí.
-Ve y ayúdala Zhul-dijo ella- venid a mi cabaña cuando podáis, es esta de aquí al lado.
-Vale, iremos-dije emprendiendo de nuevo el camino.

Aún me sé de memoria todos los caminos de Oliker, así que el lago está al sur del pueblo. Me preguntaba si Gero estaba todavía en Oliker, me gustaría verle antes de irme de aquí.

Ya se podía ver el lago desde mi situación, y Natasha estaba sentada en las piedras tal y como me dijo la señora Wendy. Echando una carrerita, llegué a la zona de las piedras y sin decirle nada a ella, me senté a su lado.

-¿Me ayudarás?-preguntó con voz de preocupación.
-Claro que te ayudaré-respondí para que confiara.
-Prométeme que nunca dejarás que Xanox me coja.
-Sí, te lo prometo Natasha-dije convencido, pero a la vez dudoso-¿Xanox cómo es?
-Según la parte olvidada de la Leyenda de Kafuk, Xanox es un hombre poderoso y fuerte, con aspecto humano pero con cabeza de lobo, con una cicatriz que le hizo Kafuk encima del ojo derecho durante una batalla.
-¿Entonces si Xanox sigue vivo, que pasa con Kafuk?-pregunté.
-No se sabe-respondió ella-aunque cambiando de tema, ¿recuerdas cuando estábamos aquí de pequeños?
-Sí, nunca se me olvidará-respondí.
-Nos sentábamos aquí como ahora mismo, mirando el lago y el reflejo de la Luna.

Poco a poco nos fuimos quedando dormidos, dando hombro con hombro, hasta que al final, ocurrió. Estos agradables momentos eran como cuando éramos más pequeños.

Nos levantamos casi a la misma vez, por no decir al mismo tiempo:

-Buenos días-dije bostezando.
-¡No, no puede ser!-exclamó Natasha.
-¿Qué ocurre?-pregunté sin saber lo que pasaba.
-¡Mi pulsera, no es posible!

Miré a su muñeca y me di cuenta de que faltaba la pulsera dorada del pájaro.

-¿Tan importante es?-pregunté.

En ese momento, Natasha me echó una mirada como de “¿estás bromeando?”.

-Mi abuelo me lo dio antes de morir, me dijo que era algo importante que no debía perder nunca.
-¿Sabes para qué sirve?-pregunté.
-Pues la verdad…es que no, pero es de mi abuelo-insistió.

Ella, más preocupada por esa pulsera, yo estaba más preocupado por el motivo del robo y el ladrón.

-¿No sabes para qué lo han querido robar?
-No lo sé-dijo Natasha.
-¿Tú conoces a la señora Wendy?-pregunté intentando cambiar de tema.
-Sí, pero no creo que lo haya robado ella-respondió equivocadamente.
-No me refería a eso, al venir aquí me había dicho que si nos pasábamos por su casa.
-Claro, sí, vamos.

Saliendo de la parte rocosa del lago, nos dirigimos a casa de la señora Wendy, para cumplir la promesa que le dije.

Llegamos allí cuando la mañana ya empezaba a refrescar, y golpeamos la puerta recia de madera, y al momento, como un rayo, la señora Wendy nos abrió la puerta muy alegre diciendo:

-Buenos días Zhul y Natasha, venís justo para desayunar.
-Buenos días-dijimos los dos al unísono.

Nosotros entramos sin más y nos sentamos en la mesa, donde unos bollos y vasos de morambruesa nos esperaban.

-Zhul-llamó la señora Wendy-tengo un regalo para ti.
-¿Sí, enserio?-dije sorprendido.
-Lo he estado haciendo toda esta noche para ti-dijo la señora Wendy, yendo al cuarto de al lado.
-¿Qué será?-me dijo Natasha-a lo mejor es ropa.
-Espero que no…
-Aquí tienes Zhul.

La señora Wendy alzó la mano para darme una…¡túnica! Es verdad que no quería ropa, pero esa túnica me encantaba, bien decorada y hecha, perfecta para correr. La túnica tenía un color azul índigo, ¡y venía con un cinturón negro con hebilla dorada! Definitivamente, me encantaba.

-Gracias señora Wendy-agradecí cogiéndola-¿dónde me la puedo probar?
-En el cuarto del que te lo he traído.

Natasha me echó una risita, refiriéndose supuestamente a lo de “no querer ropa”.

Cambiándome la ropa con una velocidad descomunal, salí a la cocina y se lo enseñé a la señora Wendy y a Natasha, la cual me echó otra risita.

-¡Te queda de maravilla Zhul!-exclamó la señora.
-Muchas gracias-dije abrazándola.

Me senté con mi nueva vestimenta y tomé un bollo con un vaso de morambruesa, Natasha comió dos bollos y la señora Wendy ni los miró, solo miraba la fantástica túnica.

Desayunados por completo, teníamos que seguir con la búsqueda de mis padres:

-Señora Wendy, nos tenemos que marchar.
-No pasa nada-dijo abriéndonos la puerta con hospitalidad.
-Hasta otro día señora Wendy-dijimos de nuevo a la vez.
-Volved pronto chicos, que os lo paséis bien.

En ese momento, desearía que así fuese, que lo pasáramos bien.