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La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
3 participantes
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La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)

Personajes: Principalmente Nezuko Kamado; la historia se narra en primera persona.
Sinopsis: En la era Taisho en Japón, Tanjiro Kamado es un amable e inteligente chico que vive con su familia en las montañas. el se ha convertido en el jefe de su familia después de la muerte de su padre, haciendo viajes constantes hacia el pueblo al pie de la montaña para vender leña y carbón. Por su parte la segunda de los Kamado, Nezuko, es la encargada de las labores del hogar en compañia de su madre y de sus hermanos mas pequeños, una dulce joven siempre atenta de las necesidades de los demás y siempre dispuesta a prestar apoyo a su madre tras su perdida.
Sin embargo, un día tras una recolecta de frutos silvestres al llegar a casa descubre que su familia ha sido asesinada por un demonio. Su hermano mayor fue el único sobreviviente... pero el fue convertido en un demonio. Desesperada corre por ayuda y es despues de un encuentro con Giyuu Tomioka, un cazador de demonios que Nezuko decide emprender un viaje para convertirse en una cazadora para asi encontrar la manera de devolver a Tanjiro a la normalidad.
---☬---
Introducción
---☬---
La familia Kamado solía vivir en lo más alto de una montaña, considerablemente apartados del pueblo más próximo, lugar donde Tanjiro hace sus compras y vende él carbón que fabrica quemando madera, la cual era su única fuente de ingresos para solventar las necesidades de su familia, tras él fallecimiento de su padre hacia algunos años, no quería que su madre se esforzara demasiado, para el ya hacía mucho cocinando y lavando para todos, que sin embargo era él quien lo hacía en muchas ocasiones cuando no estaba muy ocupado. Dicho por el mismo, era su responsabilidad cuidar de la familia ahora que su padre ya no estaba. Él siempre fue un pilar para su hermana menor, Nezuko, de hecho para todos ellos, Tanjiro era él vivido ejemplo de alguien trabajador y diligente, siempre dispuesto a darle la mano a quien lo necesitara, visto por todos sus conocidos como la amabilidad encarnada.
Desde temprana edad, los hermanos Kamado escuchaban aquellas leyendas que hablaban de los demonios devora hombres, criaturas con forma humanoide y de apariencia grotesca que se alimentaban de carne humana y vagaban por los bosques, estas criaturas que parecían salidas del mismo infierno hacían de las suyas una vez el sol se ponía, puesto que la luz del sol era su peor enemigo siendo la única cosa que podía poner fin a sus vidas, puesto eran poseedores de una aterradora habilidad regenerativa, no importaba que tanto daño les hicieran eran capaces de recuperarse del todo; según las historias de los viejos del pueblo, quienes decían haber tenido encuentros cercanos con estos y que por fortuna habían logrado sobrevivir, relataban que habían sido salvados por el alba, que al verse iluminados, los demonios enrojecían de una manera antinatural y luego se hacían cenizas que se iban con el viento. Por supuesto que eso no era mas que un cuento popular que pasaba de generación en generación y que para los tiempos que corrían, hacía mucho que habían dejado de tomarse en serio.
La pequeña Nezuko lloró aterrada la primera vez que escucho esta historia, su hermano Tanjiro también se había asustado pero se mantenía firme por su única hermana, el padre intento consolarlos a ambos, asegurando que esos demonios no eran reales, nada más que historias que fueron cambiando con el tiempo. Los ancianos reacios a dar su brazo a torcer, mientras se recostaban en sus sillas recalcaron que si lo eran, pero que no había nada que preocuparse pues existían personas extremadamente valientes que se encargaban de luchar contra ellos y proteger a las personas, los implacables cazadores de demonios, portadores de una impresionante espada tan afilada que era capaz de matarlos de un golpe. Allí los pequeños parecieron calmarse un poco, les tranquilizaba la idea de que no estaban al descubierto, que existía alguien que les protegía de aquellas amenazas. Los años pasaron y pese a que ya sabían de su existencia, los jóvenes crecieron y se olvidaron de ello, pasando a llevar sus vidas con total normalidad sin preocuparse por nada, sus otros hermanos llegaron al mundo y fueron consumidos por el vivir diario, llevados por la rutina de trabajar y buscar comida, las actividades se repartieron equitativamente, volviéndolos a todos parte importante de una familia trabajadora, aunque sus ingresos no eran altos, se consideraban una familia feliz.
Hasta que... Una fatídica mañana, comenzó a oler a sangre
El destino es cruel.


¿Que tal? Espero estés teniendo un gran día ^^
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Apasionado por la escritura creativa, los videojuegos y el anime; quizá sea algo tímido pero siempre tendré algo en mente
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Sin muchos retrasos, les dejo con el primer capitulo de esta historia; espero lo disfruten

- Capitulo 1:
- ---☬---Crueldad---☬---
Mi corazón retumbaba en mi pecho, corría lo más rápido que podía en dirección al pueblo más cercano al pie de la montaña. Respiraba rápidamente, batallaba con mis pies que se hundían en la fría nieve con cada zancada, luchando con cada paso para mantener el ritmo. La carga sobre mi hombro estaba rebasando mi capacidad para tolerarla, pero no podía detenerme, tenía que salvarlo a como diera lugar... ¿Porque? ¿Porque? ¿¡Porque tenía que pasar esto!?
No sabía si agradecer por estar ilesa al no haber estado presente o estallar en llanto por la pérdida que había sufrido... Mi familia, mi única familia, las personas que me vieron crecer y me hicieron compañía toda la vida se habían ido. Se esfumaron de un momento al otro como el humo de una fogata recién apagada, siendo cruelmente asesinados por un ser que no tuve la oportunidad de ver, y que ahora odiaba con todo mi ser... Primero había sido mi padre quien pereció por una enfermedad, ahora mi madre y mis hermanos... también acompañaban a los espíritus.
La nieve se colaba a través de mis calcetines y bajo mis pies al correr, las piernas me ardían por el esfuerzo y el cruel golpe de los copos de nieve por la fuerte brisa que silbaba cortando el silencio. No podía controlar mi respiración, inhalaba y exaltaba tan rápido que me dolía por absorber tanto aire helado en mis pulmones, de verdad sentía que moriría si continuaba así mucho tiempo. Nunca me había esforzado tanto en mi vida, sentía que colapsaría en cualquier momento, pero debía continuar, un pequeño rayo de esperanza figuraba al final de esta sangrienta mañana, perseguía la posibilidad de escapar de la soledad que se cernía sobre mí... Tanjiro, mi querido hermano mayor, había sobrevivido de forma milagrosa al asalto de quien fuera que atacara nuestro hogar, sangraba mucho manchando mi ropa, pero su cuerpo aún conservaba calor y respiraba. Lo que me traía a mi situación actual, cargando su inerte cuerpo sobre mi hombro, o al menos lo intentaba, no tenía la fuerza física para hacerlo del todo y solo cargaba parte de su peso. Estaba segura de que si lograba llegar, el medico del pueblo podría salvarlo, debía esforzarme por él.
Suelen decir que la vida es como el tiempo, no siempre las hojas caen de los árboles o está nevando. En este mundo no sabes lo que te depara el destino hasta que golpea tu puerta... cuando ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto.
Con el pasar del tiempo y hasta ese momento, había algo que en nuestra familia se había vuelto una rutina, algo que se repetía casi todos los días con algunas excepciones. Tanjiro se ocupaba de talar madera y usarla para fabricar carbón que posteriormente vendía, lo cual era nuestra principal fuente de ingresos, él siempre decía que nunca era suficiente y por eso solía hacer varios viajes por día. Esto además de darse la trabajo de ayudar a los otros en sus respectivas tareas. Takeo, el segundo de nosotros, también aportaba a la recolección de madera pero esta solo se ocupaba para usos hogareños como encender la chimenea, la pequeña pareja de hermanos menores ayudaba a nuestra madre en sus tareas junto conmigo. Entre los tres nos distribuíamos las labores como lavar la ropa, los platos o hacer limpieza, aunque la que los tutelaba era yo nuestra madre casi siempre nos decía que hacer. Una actividad que siempre realizaba por mi cuenta era la recolección de frutos silvestres, a lo largo del año florecían árboles que nos obsequiaban los más ricos dulces y ácidos, en especial en invierno donde estos últimos estaban en auge y los usábamos para preparar una deliciosa mermelada casera. Cuando niños era una actividad que solía hacer en compañía de Tanjiro y que con el pasar del tiempo pasó a ser mi responsabilidad. Al igual que él me sentía responsable por ser de utilidad, desde la muerte de nuestro padre hace algún tiempo la carga aumento sobre todos, por ello nos prometimos siempre estar dispuestos a prestar nuestra mano. De cierta forma el que todos siempre estuviéramos ocupados ayudaba a mantener nuestra mente alejada del asunto…
Esa mañana me encontraba volviendo del bosque mientras pensaba tranquilamente en los frutos que había recolectado, estaba emocionada porque no había tenido la oportunidad de ir a buscarlos esa semana y había estado deseando preparar esta famosa mermelada de frutos invernales hacia días, de solo pensar en su sabor se me hacia la boca agua, era un gran postre para disfrutar en familia tras la puesta de sol… De pronto un extraño olor metálico golpeo mi sentido sacándome de mis pensamientos, al instante me invadió un mal presentimiento y sujetando mi canasta con fuerza eche a correr tanto como mi kimono lo permitía. Tanjiro había sido bendecido con un olfato excepcional, uno que le permitía olfatear casi cualquier cosa a grandes distancias, desde comida hasta heridas y emociones. Aunque también poseía un olfato muy bueno comparado al de mi hermano no era nada… sin embargo bastaba para saber que el olor a sangre no auguraba nada bueno…
Divisé mi casa a lo lejos, y sentí como mi corazón se detenía… La fachada estaba manchada de un color rojizo en casi toda su extensión, un espeso líquido del mismo color había teñido la nieve en toda la zona… Mi corazón dio un vuelco al presenciar que frente a la entrada se hallaba un cuerpo pequeño y otro más grande que lo abrazaba… El haori a cuadros de mi hermano era inconfundible. Horrorizada, deje caer la canasta y lleve ambas manos hasta mi boca antes de soltar un grito ahogado mientras caía de rodillas, no sabía cómo reaccionar, mis hermanos estaban muertos… lagrimas rodaban de mis ojos mientras me apresuraba hacia ellos. No podía ser, no podía ser verdad… no quería perderlos a ellos también, en ese momento lo único en lo que podía pensar era la muerte de mi padre, todo el dolor que creí haber superado salió a flote. No quería perder a nadie más… no de nuevo. Estaba en shock.
—¡Ta-Tanjiro…!— Me dejé caer a su lado mientras lo llamaba, estaba cubierto de sangre, tenía heridas en su cabeza y brazos. —¡…Responde! ¡¿Qué fue lo que paso!?— Expresé histérica y sollozando. El pequeño cuerpo que abrazaba era el de el menor de todos nosotros, Rokuta… era tan solo un bebe.
Me cuestione lo que pudiera haber pasado. ¿Acaso un animal salvaje había atacado mientras no estaba…? ¿Había sido un asalto que salió terriblemente mal? Comenzaron a formarse tantas preguntas en mi cabeza que no podía pensar. Agobiada por la situación, corrí hacia la puerta con una leve esperanza de encontrar algo mejor, pensando en nuestra madre… Cuando llegue senti que mis ojos se saldrían de la impresión… Ella estaba… ella estaba contra la pared, desangrándose con los ojos vacíos y muy abiertos, parte de su torso no estaba exponiendo su entrañas, faltándole un brazo, mis hermanos yacían a lo largo del piso, desmembrados en medio de un gran charco de sangre. Sentí como mi última comida subía hasta mi garganta… mi mirada se congelo en ese punto, no podía dejar de mirar mientras caía de rodillas sollozando. Solo había quedado yo, todos habían muerto, no había duda. Una intensa amargura y tristeza me invadieron, me sentía culpable de no haber estado, me cuestione por qué no había estado presente… si tan solo no hubiera tardado tanto… podría haberlo evitado, quizá la criatura al ver a tantos juntos no se habría atrevido a atacar.
«Me demoré demasiado… no sé cuánto tiempo te quité hasta que note que seguías con vida… perdóname, sé que estás perdiendo sangre a un ritmo preocupante pero quédate conmigo. ¡Resiste! ¡Vive…! Sé que hiciste frente a lo que sea que los ataco. Protegiste a nuestro hermano con tu hacha, mereces vivir» Pensé, mientras corría por el bosque.


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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Aquí les dejo el segundo capitulo, espero lo disfruten ^^

- Capitulo 2:
- ---☬---Misericordia---☬---
El dolor en mis pulmones y garganta no dejaba de crecer, el cruel aire frio hacia estragos en mi cuerpo mientras luchaba por recibir oxígeno, cada vez mis pasos eran más torpes amenazando con hacerme caer, cada segundo que pasaba hacia más difícil mantener el ritmo del forzado trote que llevaba, el peso del cuerpo de Tanjiro sobre mi hombro se volvía inaguantable, tanto que pensé que se me caería y luego lo haría yo por el cansancio. Debido a que el me ganaba en altura sus pies se hundían ligeramente en la nieve al avanzar ofreciendo más resistencia todavía. Para este punto había perdido la noción del tiempo, andaría hasta salvar a mi hermano… o morir intentándolo. No sabía exactamente en qué parte del tramo iba, si me faltaba mucho o poco, solo tenía presente el hecho que había un largo camino delante de mí…
Mientras me concentraba en no desfallecer, un leve sonido semejante a un bramido llamo mi atención poniéndome alerta, a estas alturas quería alejarme de toda criatura viviente… Mire a los lados sin dejar de correr buscando su origen, pero debido al fuerte viento y al dolor que sentía lo deje pasar, asociándolo a una trampa de mi mente. No pasaron muchos segundos cuando este se repitió con más fuerza, justo en mi oído izquierdo, cerca de la cabeza de Tanjiro… ¡Tanjiro! Creí que había despertado.
—Tan…jiro…— El aliento me pesaba tanto que no podía formar una palabra. Aun así esperaba que me entendiera y se mantuviera tranquilo...
De un momento al otro su leve quejido de dolor se volvió en un gruñido como de un animal salvaje, este subió en intensidad y antes de que pudiera reaccionar o preguntar que sucedía comenzó a agitarse de forma antinatural y con la mano libre que colgaba a mi lado sujetó mi cinturón y empezó a tirar de el con fuerza mientras me gruñía. Su repentina acción me hizo perder el poco balance que me quedaba, y me desplome.
Saqué mi rostro de la nieve y mire a la izquierda en búsqueda de mi hermano… ya no estaba. La desesperación me consumió rápidamente e intenté erguirme para buscarlo, pero los brazos me temblaban, no podían con mi propio peso… volví a caer, exhausta. Cuando lo intente por segunda vez noté el hacha de mi hermano, debió caerse cuando el tiró de mi cinturón. Me estire para tomarla y me puse de pie con dificultad, buscando a Tanjiro con la mirada, llamándolo una y otra vez con la poca voz que podía reunir en ese momento. A la distancia, no más de un par de metros, sorprendentemente lo divise al pie de un árbol con la mirada baja… Me alegré. No pude pensar más que en la alegría que me daba que pudiera levantarse. Quizá las heridas habían sido superficiales.
—…No te esfuerces mucho… no estoy segura de que tan herido estas pero… que bueno que estés bien…— Expresé con falta de aliento, sin embargo él no respondía, su mirada se mantenía fija en el suelo, como si no pudiera oírme… Algo andaba mal, recién me había dado cuenta de que se tambaleaba ligeramente de lado a lado, al ver su cara note que saliva escurría por su mentón, lo suficiente como para que pudiera verlo desde esa distancia… Además que ahora relucía un par de pequeños colmillos. Confundida retrocedí, tratando de entender lo que veía. —¿Hermano…?—
Alzó la mirada y me vio directo a los ojos, apretaba fuertemente los dientes y su expresión era la de un depredador. Perturbada di un paso atrás y de un segundo al otro se abalanzo sobre mí dando largas zancadas, estaba tan pasmada que no pude reaccionar a tiempo, acto reflejo trate de detenerlo pero su impulso bastó para tirarnos a ambos al suelo, hundiéndonos en la nieve. El forcejeaba y gruñía por alcanzarme con su mandíbula, con dificultad conseguía alejarlo tomándolo de los hombros dejando sus dientes a solo centímetros de mi rostro, no podría mantenerlo así mucho tiempo tenía mucha fuerza. Su comportamiento era como el de un animal salvaje… no reconocía al ser que se hallaba frente a mí, se veía como mi hermano, pero no era él… Quería devorarme. Comencé a sollozar mientras su fuerza aumentaba y se acercaba cada vez más.
—¡Tanjiro! ... ¡Detente…! ¡Este no eres tú!...— La realidad me había abofeteado con fuerza, algo se había llevado a mi hermano… y dejó un ser violento, deseoso de carne humana en su lugar. Dolió hasta el alma saber que me había mentido a mí misma al pensar que él seguía conmigo…al pensar que no me había quedado sola. Aun así… aun así no quería aceptarlo, mi hermano tenía que estar ahí en algún lado… necesitaba que lo estuviera. —¡Tanjiro…! ¡Hermano! ¡Sé que aun estas ahí en algún lado…! Lamento mucho lo que les ocurrió, perdóname por no haber estado ahí con ustedes… ¡Pero por favor vuelve conmigo! ¡Resiste lo que sea que te esté controlando…! ¡Lucha…! ¡Lucha, Tanjiro!— Lloré desconsolada, gemí mientras le rogaba que regresara mientras él seguía tratando de arrancarme el rostro de una mordida… A punto de perder las fuerzas cerré mis ojos, mis esperanzas se agotaban a cada segundo… No quería que la última imagen que recordara de mi hermano fuera la de esa cosa. Venas marcando su rostro, la sangre de la herida en su frente y esos ojos inhumanos.
De pronto sentí como si se hubiese quedado paralizado, congelando su gruñido en seco… como si ahogara su propia voz. Entonces una cálida gota cayó sobre mi mejilla haciendo que lo mirara… Lagrimas se formaban y brotaban de sus ojos… Él también lloraba, había dejado de forcejear… Me sentí conmovida, me había escuchado ¡Realmente era el!
Antes de poder formar palabra, un fugaz sonido metálico recorrió la zona acercándose a una velocidad descomunal. Sentí el peligro y por instinto abracé a Tanjiro contra mi pecho para protegerlo. Solo escuche un pequeño corte como el de una tijera. Al instante ambos salimos despedidos por una gran brisa que surgió de repente, rodamos por la nieve un par de veces hasta detenernos, casi cubiertos por ella. Me erguí un poco aturdida, entonces notando que había caído sobre mi hermano, me apoye en su pecho y lo vi… Su expresión se había calmado, las venas habían desaparecido, sin duda ahora lucia humano.
Me quedé unos momentos mirándolo, habían pasado tantas cosas que no sabía cómo reaccionar… ni siquiera me cuestione lo que nos había mandado a volar segundos atrás. Solo me sentía feliz porque lucia normal de nuevo. Sin embargo no pude hilar otro pensamiento cuando una extraña voz cortó el silencio de aquella montaña.
—¿Por qué sonríes…? ¿No te has dado cuenta de que el chico frente a ti es un demonio?— Era una voz sosegada, tan calmada que no pude alterarme de inmediato por la sorpresa. No obstante sus palabras fueron contundentes…
Demonio
Demonios…
Esas palabras fueron estremecedoras, detonando una serie de recuerdos que creí haber olvidado hacía muchos años, quedado ocultos en lo profundo de mi memoria… El anciano del pueblo nos había contado una historia, una sobre criaturas que vagan por las noches buscando a quien devorar… seres despiadados que no les interesa nada más que alimentarse de carne humana, seas niño o una mujer les da igual, si tenías la mala fortuna de cruzarte con uno de ellos sería el final… ¿Acaso Tanjiro se había convertido en un demonio…?
Lentamente lo voltee a ver manteniendo las rodillas en el suelo. Sin poder responder a su pregunta… Al mismo tiempo noté que en su mano derecha empuñaba una espada de un filo ligeramente curva, cuya hoja estaba teñida de un profundo azul que degradaba al negro…
Rápidamente reaccioné —¡…mi hermano! ¡Él es mi hermano mayor!— No tarde mucho en notar que el sujeto frente a nosotros nos amenazaba, su mirada era seria y penetrante. Sujete a Tanjiro como precaución, sin embargo en ese instante perdió nuevamente la compostura… Comenzó a forcejear tratando de librarse, rápidamente lo abrace para tratar de tranquilizarlo. Algo le asustaba sin duda, no era el mismo gruñido agresivo de hace unos minutos. Entonces lo entendí, el movimiento de hace unos instantes fue de aquel espadachín… un fugaz movimiento de su espada fue la que nos hizo salir despedidos. Tanjiro comprendía la diferencia de nivel.
—Esa cosa… ¿Es tu hermano?— Sus palabras fueron crueles, ¡por supuesto que lo era!, pero sus fríos ojos me estremecían y no me dejaron contestarle. Al ver mi duda aquel sujeto avanzó con rapidez hacia nosotros. Protegí a mi hermano, pero para cuando lo noté no lo tenía entre mis brazos.
—…Tu, impediste que lo matara— A la par de su voz, el gruñido de Tanjiro me hizo voltear a varios metros a mi izquierda, traté de levantarme pero el habló —No te muevas— Expresó con firmeza mientras le sujetaba firmemente de la nuca, paré en seco. Inútilmente el trataba de liberarse pero aquel ni se inmutaba. —Mi trabajo es matar demonios... Por supuesto, decapitare a tu hermano y pondré fin a su sangrienta vida—
—¡No!… ¡Tanjiro no ha matado a nadie! ¡El no sería capaz de eso…! No se qué mato a mi familia… ¡Pero no fue el! … el no… No se cómo se convirtió pero…—
—Es curioso escucharlo de alguien que estuvo por ser comida…— Me interrumpió —Pero es simple, cuando sangre de demonio cae en una herida abierta, te conviertes en uno… Así es como se multiplican los demonios devora hombres.
—¿Sus… heridas?— Cuando llegué a casa luego de la tragedia, Tanjiro empuñaba su hacha y sangraba de la frente mientras abrazaba a nuestro hermano… El hacha también tenía sangre… Pude conectar los hechos… Un demonio fue el culpable de lo que le pasó a mi familia, mi hermano se puso en frente de todos para protegerlos, usando su hacha como arma… entonces en algún punto de la riña él logró herir a la criatura y esta respondió con sus garras hiriéndole en la cabeza, en ese instante su sangre debió caer sobre el… dejándolo en ese estado… Eso lo confirmaba, Tanjiro era inocente… Sin darme cuenta había empezado a llorar de nuevo.
Mientras lograba asimilar la información aquel alzo su espada contra Tanjiro. —¡…Espera, no lo mates! …Tanjiro me reconoce, cuando le hable detuvo su ataque y se tranquilizó ¡No dejaré que lastime a nadie! … no sé cómo, pero haré que vuelva a ser humano…
—Eso es imposible… una vez que un humano se hace demonio no hay vuelta atrás…
—¡Encontrare una forma…!— Estaba desesperada, le gritaba sin poder contener el llanto apoyando las manos en el suelo. Mientras le rogaba aquel lentamente apuntaba a mi hermano con ella, dispuesto totalmente a acabar con su vida… no escuchaba razones… sin importar lo que dijera. —…Por favor… no me arrebates a la única familia que me queda…— Me ahogaba con mi propio llanto haciéndome toser… la garganta me dolía de tanto gritarle…
Pese a que mi hermano mostraba signos de poder recuperarse, al sujeto solo le importaba el que fuera un demonio… y que con ello merecía la muerte, aunque fuera inocente…
Justo frente a mis ojos, aquel lo apuñalo en el pecho y el gimió de dolor. Al verlo sentí una fuerte punzada y me lleve una mano al corazón… me petrifique, temblaba y respiraba rápidamente, sentí como si esa espada me hubiera atravesado... Habían demasiadas emociones entremezcladas en mi pecho, desolación, tristeza, amargura... impotencia por no poder cambiar la situación… ¿De verdad me quedaría sentada mirando como asesinaban a mi hermano frente a mi…? De pronto un extraño sentimiento comenzó a aflorar dentro de mi… tenía que hacer algo… ya había perdido todo… no iba a permitir que sucediera de nuevo.
—¡Detente!— Le grite haciendo que me mirara un poco fastidiado. Aun pensaba que si seguía implorando quizás podría apelar a su lado amable… sin embargo este nuevo sentimiento me decía que no serviría. Apoyé un pie en el suelo. Me decía que debía pelear por ello, si no escuchaba razones, entendería por la fuerza. Di un vistazo al hacha a mi lado. El sujeto me miro suspicaz.
De un momento a otro el viento sopló con fuerza levantando la nieve dejándonos ciegos unos momentos. Era ahora o nunca, era sin duda lo más ausente de cordura que haría en mi vida. Esperando no arrepentirme de lo que haría levante una roca del suelo y con la otra levante el hacha y me erguí, a penas la nieve se disipó, le arroje el proyectil con todas mis fuerzas. Entonces corrí.
Desde muy joven siempre fui una persona tranquila y cuerda, nunca en mi vida considere la alternativa de hacer daño a otra persona, ni siquiera a los animales… no veía correcto ni necesario dañar a los demás para conseguir lo que quieres… Sin embargo esa vez, al llegar al límite de mis emociones, lo vi como la única salida posible. Vi como él evadía la roca sin dificultad. Empuñé el hacha con ambas manos y avancé hacia él lo más rápido que mis piernas permitían, gritando mientras lagrimas caían de mis ojos… simplemente perdí el control de mi misma. Al verme, por primera vez en toda la escena frunció el ceño enojado, como si viera a un niño haciendo berrinche, Entonces recordé algo importante, el hacha que nuestro padre había fabricado para mi hermano y que ahora sujetaba con fuerza, no era una simple herramienta de leñador… para defensa personal principalmente de animales, había camuflado en su empuñadura un cuchillo de caza, estuve ahí cuando mi padre se lo explicaba a Tanjiro antes de su primera partida a buscar leña.
Cambié el agarre del arma y la escondí con mi cuerpo en una postura de carga mientras corría, aquel sujeto se preparó para defenderse, entonces desenfunde el cuchillo y se lo arrojé. Tenía la fe de que podría distraerlo al menos, entonces con el hacha lo desarmaría, en ese momento… Alcé el hacha, pero para mi sorpresa mando el cuchillo a tierra con un rápido movimiento de su espada… Ya estaba demasiado cerca como para retroceder.
—¡Necia!— Expresó disgustado, fugazmente desplazó su arma y de rejo miré como la hoja se aproximó a mi cuello a gran velocidad.
En ese momento presencié mi final, moriría a raíz de una explosión emocional… al instante me juzgue por precipitarme de ese modo, de igual modo ya era tarde. Para mi sorpresa no fue sino la empuñadura quien me golpeo con fuerza en el lateral de mi cuello, dejé caer el hacha y me desplomé sobre la fría nieve. Mi cuerpo por fin se había rendido… Lo último que pude percibir mientras el mundo de iba a negro, fue a mi hermano quien se había quedado pasmado mirándome en el suelo. Hasta ese momento no había parado de gruñir… luego nada.
Hubo silencio unos momentos, no podía oír ni percibir nada… sin embargo de algún modo que no puedo explicar, sentía que mis fallecidos hermanos y mi querida madre me observaban...
—Nezuko… perdóname por dejarte sola… ahora es tu turno de proteger a Tanjiro, se que el hará lo mismo, como siempre ha sido…— Su voz era tranquila, pero rebozaba de tristeza, el oír su voz me hizo querer llorar de nuevo. Sus cálidas manos envolvían mi cabeza. La voz de mi madre resonaba en mis oídos, trayendo mi conciencia de vuelta…
Abrí los ojos repentinamente recordando lo que había sucedido antes de desmayarme, el sujeto de cabello alborotado y negro. Creí que todo había sido en vano, que ese sujeto me noquearía y cumpliría con su “trabajo”… Sin embargo al despertar, mi hermano yacía a mi lado, como si durmiera con un trozo de bambú atado a su boca, cubierto con una manta. Mis lágrimas escaparon de nuevo, ya no sentía ira o tristeza... era un llanto de felicidad al saber que seguía conmigo.
—¿Ya despertaste?— Alcé la vista ante el llamado, era aquel chico, se hallaba recargado a un árbol no muy lejos de mí. Instintivamente me arrojé sobre mi hermano para protegerlo. —Eso no será necesario…— Expresó parándose erguido. —Busca a un viejo llamado Sakonji Urokodaki, a las faldas del monte Sagiri, dile que vas de parte de Giyu Tomioka. El te ayudara… suerte.— Sin darme tiempo a responderle, se esfumó en menos de un parpadeo… El, había tenido misericordia.
Me arrodillé. Hasta el último instante de conciencia que tuve, la extraña aparición del sujeto de la Katana azul… donde la repentina conversión de Tanjiro en demonio se convirtió en un pleito… Él estaba dispuesto a tomar su vida… yo estaba dispuesta a hacer lo necesario para evitarlo… Me llevé una mano al pecho, sentí miedo. ¿Era un lado que desconocía de mi misma… o solo había sido una explosión de las emociones el momento…? Me aterraba no saberlo con seguridad.
Minutos más tarde volvimos a casa. Como no podíamos revertir la situación, senti la necesidad de al menos darles un entierro digno, así es como un alma descansa en paz. ¿no?. Sin embargo… al momento de ver la nieve tintada de rojo, la sangre escurriendo de la entrada me enfermé, no podía… pero al observar el cuerpo de mi hermano pequeño por segunda vez, colapsé. Las náuseas me consumieron, me di la vuelta y volví el estómago al pie de un árbol. La cálida mano de Tanjiro se posó en mi espalda, no podía tolerar las imágenes de mi familia siendo desmembrada y consumida por una criatura despiadada, internamente maldije al demonio que lo había hecho. Me apoyé el árbol y me repuse, disculpándome por mi debilidad… simplemente no podía acercarme.
Pidiendo a dios que sus almas encontraran la luz, tomé a mi hermano de la mano y tras dar un último vistazo con lágrimas rebosando de mis ojos, emprendí una carrera para bajar de la montaña, y jamás volver.


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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Buenas tardes, luego de algún tiempo llegó la hora de subir capitulo ^^
Espero lo disfruten, este es un poco mas introspectivo que el anterior; asi que será mas sencillo simpatizar con esta pobre chica de suerte deplorable.
Espero lo disfruten, este es un poco mas introspectivo que el anterior; asi que será mas sencillo simpatizar con esta pobre chica de suerte deplorable.

- -Capitulo 3: Cobijo-:
- ---☬---Cobijo---☬---
El inclemente sol de la mañana comenzaba a alzarse en el cielo elevando la temperatura, no hacía mucho que habíamos bajado la montaña pero agradecía haber tomado previsiones, debido a que no sabía cuánto tardarían las nubes en despejarse. Esa zona poseía un terreno irregular así que pude esconder a mi hermano en una pequeña cueva al pie de un desnivel, no era muy profunda pero obstruía la luz solar.
Venia pensando en la forma que llevaría a Tanjiro hasta el monte Sagiri, no tenía una referencia exacta de donde estaba, pero sabía que se encontraba al menos a día y medio de viaje, en dirección contraria al pueblo que ya conocía… Me preocupaba porque tenía presente que los demonios no toleran la luz del sol, por palabras de aquel anciano un poco de luz bastaba para hacerlos cenizas, esto me lo confirmó mi hermano al internarse hasta lo más profundo de la caverna a penas el sol emergió. Tenía un problema entre manos, así no podría viajar de día. Debía pensar en una solución.
Tomé prestado el Haori de Tanjiro, el cual para mi sorpresa no poseía sangre por ningún sitio pese al haber sangrado de la cabeza y pecho hasta hace poco… esto para cubrir la gran mancha roja que tintaba el lado izquierdo de mi Kimono rosa, que para mí fortuna ya estaba seca. Entonces me desviaría un poco de la ruta que tenía pensada y caminaría hasta una zona llena de agua, cultivos de maíz y bambú acompañados por una casa, no muy lejos de donde me encontraba. Había pesado en que de seguro me vería extraña usando esa extraña combinación de prendas, pero en ese momento era de lo que menos me preocupaba.
Seguí el camino de tierra y no tardé en encontrar a un hombre arando la tierra con un rastrillo, cerca de él había una mujer agachada revisando las raíces. Tragué grueso y me les acerqué
—Di-disculpe…— Llamé algo tímida, trastabillando con mis palabras. Vi como la mujer también volteaba a verme.
—Oh… ¿Qué se te ofrece pequeña?— Respondió aquel sujeto con el trapo en la cabeza.
—Me preguntaba si…— De pronto lo seco de mi garganta me hizo toser repetidas veces impidiéndome hablar, lo que me recordó que no había ingerido algún líquido en todo el día.
—¿...Estas bien?— Interrogó con algo de preocupación en su mirada.
—Si…— Trague saliva para poder hablar y continué —Me preguntaba si… podía tomar un poco de paja y bambú…— No pude evitar toser de nuevo, mi voz se había vuelto un tanto rasposa de repente.
Había pensado en que usando la experiencia en costura y tejido que había reunido remendando nuestras prendas a lo largo de los años, quizá podría construir algo para cubrir a Tanjiro del sol y así poder andar hasta mi destino sin preocuparme por ello, de un modo que pudiera caminar ya que cuando ocurrió la tragedia, me vi forzada a llevarlo sobre mi hombro y eso me había dejado bastante adolorida, sabía que si lo cargaba de nuevo no llegaría lejos. Lo que tenía de estatura lo llevaba de peso.
Aquel hombre frente a mi levantó una pequeña cantimplora del suelo y me la ofreció —...Bebe un poco, tu garganta está seca.
Dude un momento, pero mirándole noté que solo se preocupaba… no vi malas intenciones. Ingerí rápidamente con una gran sed que no sabía que guardaba, no pude parar de beber hasta quedar saciada… Solté un suspiro y regresé la cantimplora —Muchas gracias…— Le sonreí agradecida.
—No fue nada…— Correspondió —…y puedes llevarte paja y bambú.
—Oh, está bien. Le pagaré.
Tanjiro traía consigo lo que había cobrado al vender el carbón que había fabricado en nuestro horno. Me había hecho a la idea de que tendría que pagar por lo que llegara a necesitar, no tenía pensado ser una carga para nadie. Por lo que sin darle tiempo a responder comencé a hurgar en la pequeña bolsa de monedas que pendía de mi cinturón bajo el Haori.
—No hace falta…— Replico mientras apoyaba el rastrillo —De seguro no necesitas mucho.
—Aun así pienso que es mejor pagarle— Argumenté sosteniendo un par de monedas en la mano.
—No, no te preocupes…— Negó con su cabeza —Toma lo que te haga falta
No insistí y le agradecí con una pequeña reverencia, un poco más tranquila por tener más dinero para otras situaciones, sin embargo era algo que me pesaba un poco. Cuidando de no hacerme daño corté dos tallos de bambú usando el hacha, este opuso más resistencia de la que esperaba y me tomo un minuto o dos, luego separé algo de paja con mis manos. No me tomo demasiado tiempo darme cuenta de que no podría cargar con todo lo que había sesgado sin que se cayera… después de intentarlo un par de veces.
—Rayos…— Con esfuerzo me las arregle, logré sujetar todo entre mis brazos y comencé a andar de regreso a la cueva. Sin embargo aquel hombre con el trapo en la cabeza pareció compadecerse de mí, pues deteniéndome con su llamado me ofreció llevar una cesta hecha de mimbre para cargar con todo, tenía un agujero de un lado pero se podía usar. Su mirada me hizo incapaz de decir que le pagaría de nuevo, sentía que menospreciaría su amabilidad. —Muchas gracias— Le agradecí con una sonrisa y una reverencia, entonces me retiré.
Me había esforzado por mantenerme alegre y demostrar que estaba perfectamente frente a estas personas, cada quien tiene sus ocupaciones y no necesitaba que nadie se preocupara innecesariamente, sin embargo mi pecho dolía, no podía deshacerme del dolor por perder a mis seres queridos por mucho que tratara de no pensar en ello seguía ahí, mi corazón estaba roto, me sentía decaída… simplemente desesperanzada. Usaba toda mi voluntad para alejar el dolor y mantener una buena expresión, distrayéndome con todo lo que pudiera mantenerme ocupada. No era el momento de desfallecer.
Llegué hasta la cueva y para mi horror no encontré a mi hermano dentro. Mi corazón dio un vuelco, si no hubiera sido por un pequeño sonido desde el interior hubiera entrado en pánico. En la oscuridad de la cueva Tanjiro había cavado un agujero en el suelo para esconderse. Entonces asomó su cabeza para verme, tenía una mirada triste y fruncía el ceño… Un amargo sentimiento me golpeo de pronto, de seguro se lamenta por lo que ocurrió con nuestra familia, siempre decía que nos protegería a todos… Rápidamente agite mi cabeza y respire profundo, me concentré en que debía fabricar una sombrilla para protegerlo del sol.
—Sé que no te gusta el sol… No te preocupes, me encargaré de eso, espera un poco— Traté de darle mi mejor sonrisa y puse manos a la obra.
A la sombra de unos árboles con esfuerzo corté en dos los tallos de bambú y luego en tiras, después usando la paja como relleno entrelace las franjas para formar una especie de plataforma con el fin de obstruir del todo la luz. Sequé el sudor con mi manga y alce mi creación contra la luz con el fin de observar si había agujeros, me hacía a la idea de que tan solo un poco de luz solar bastaría para lastimar mucho a Tanjiro. Unos delgados ases tocaron mi rostro. Aun no estaba listo, necesitaba que fuera perfecto, debía esforzarme más. Desarme la estructura y la hice desde el principio con más esmero, cuidando cada detalle. Al revisarla nuevamente me sentí satisfecha al ver que estaba lista. Entonces tomé el hacha y corté una rama para unirla al centro de la sombrilla.
Después de unos minutos regresé a la cueva y llamé a mi hermano para que saliera de su agujero.
—Mira, hice una sombrilla para ti...— Su mirada llevaba algo de interés —Con esto podrás salir al sol sin preocuparte… podremos avanzar tranquilamente por el día— Su expresión no cambio en absoluto Le repetí más despacio señalando el objeto en mis manos, pero el solo parpadeaba al verme.
Me pareció raro que no reaccionara a mis palabras, pero no lo cuestione de momento así que tomé su manos y tiré para sacarlo, el colaboró y le entregue la sombrilla para llevarlo afuera. Al principio no hubo inconvenientes, pero conforme nos acercábamos a la luz, comenzó resistirse mientras sudaba frio, le expliqué que la sombrilla lo protegería que no había nada que temer, pero él se negaba a salir mientras veía la luz delante de él. Mientras me esforzaba en evitar que retrocediera… apretó tan fuerte la rama que la partió en dos, rápidamente él se escondió de vuelta al agujero y me regresó una mirada temerosa y tímida.
Me quede quieta mirándolo algo desconcertada, pero sintiéndome culpable de hacerlo pasar miedo… no quería asustarlo, solo quería demostrarle que estaría seguro… —Tanjiro…— Le miré con tristeza y algo de frustración, ambas emociones comenzaban a invadirme, pero cerré mis ojos con fuerza y respire para calmarme. No podía deprimirme todavía, necesitaba solucionarlo… Por lo que veía necesitaba más oscuridad, no bastaba con obstruir la luz directa del sol. —…No te preocupes, tu hermana lo resolverá
Le di una última mirada antes de volver afuera con la sombrilla, tomé el hacha y desarmé lo que había construido, cuidando de no romper las tiras separé una a una hasta regresar al principio. Me detuve a pensar. ¿Qué podía hacer para cubrirlo completamente del sol? Una sombrilla de mayor tamaño no serviría, y tampoco tenía los materiales suficientes para fabricarla… por mi mente pasaron varios objetos que podrían servir, pero no tenía idea de cómo fabricarlos.
Mientras el tiempo pasaba, caminaba en círculos pensando en una solución. En aquel momento vi de refilón la cesta que me habían obsequiado hace poco, la miré atentamente unos segundos… y se me ocurrió una idea. Recogiéndola regrese a la zona de trabajo. Tomé las tiras de bambú y comencé a envolverla de forma entrelazada rellenado con paja para cubrir el agujero que tenía sin necesitar algún pegamento, me resultó difícil sujetar el bambú sin que este se escapara de mis manos al doblarlo mucho, llegué a pensar que se rompería, cosa que resultó en recibir en un par de golpes en la frente…
Mientras blandía el hacha sesgando los trozos sobrantes, dando los toques finales a la renovada cesta, mi ánimo comenzó a decaer rápidamente. Sentí como mi mente se nublaba con el paso de los minutos, como una imparable desolación y desconsuelo me invadían, no podía detenerlo, lo intente una y varias veces, pero mientras más me esforzaba por ignorarlo y pensar en otra cosa, menos fuerza me quedaba para tratar de nuevo, sentía como mi voluntad se rendía lentamente, el cajón donde había guardado estos sentimientos se había abierto del todo. El malestar era demasiado… no podía contenerlo, mis movimientos con el hacha eran más lentos, llegó a un punto donde no pude alzarla de nuevo. Temblaba, observe mi mano y la herramienta lucia como si tiritara de frio. No pude evitar pensar en mi padre y las lágrimas brotaron.
Me llevé una mano al rostro mientras imágenes de mi familia volaban por mi mente, el vacío en mi pecho era tan profundo que dolía. Me resistí, me contuve con todas mis fuerzas, no podía quebrarme, no ahora, Tanjiro me necesitaba… pero… quería a mi madre ahora, quería que alguien me consolara… desee incluso haberles contado mi situación a los señores de los cultivos.
Entonces…
«—Nezuko, cuando sientas miedo no olvides controlar tu respiración… todo en tu cuerpo gira alrededor de ella…— Expresó mi padre sujetando mi mano mientras me consolaba de regreso en casa —Aunque tiembles de miedo respira como te enseñé… y volverás en ti misma»
Con el rostro envuelto en mis manos, inhale a través de mis dientes y solté el aire muy despacio, me mantuve así y paulatinamente retomaba el control de mis emociones, y recuperaba el juicio. Suspiré pesadamente. Con las manos un poco lastimadas sequé mis lágrimas y terminé la reparación, regresé a la cueva. El plan era que Tanjiro caminara con la cesta invertida sobre la cabeza, eso le cubriría totalmente del sol, lo malo es que no podría ver, pero lo resolvería, al ser más alto que yo parte de sus piernas y sus pies quedaban expuestos, cosa que no importaba pues iba vestido y calzado.
Me arrodillé al borde del agujero. Él se hallaba escondido al fondo al verme asomo su cabeza
—Tanjiro mira… Podemos usar la cesta para cubrirte del sol— Le dije señalándola detrás de mí. El miró la cesta unos momentos y luego me regreso la mirada, entonces se apoyó en el borde y salió a gatas del agujero. Esperaba que se pusiera de pie, pero avanzó así hasta la cesta, se puso de rodillas tomando el borde y miro dentro. —Si… La cesta… si te la pones sobre la cabeza no te dará el sol…— Expliqué simulando la acción con mis manos. El me vio un segundo y continúo mirando al interior. De la nada tomó impulso y se arrojó de cabeza dentro de ella, la cesta se tambaleo bruscamente mientras el sacudía sus piernas para balancearse. Extrañamente entró del todo. Perpleja observe como su tamaño se había reducido dramáticamente, lo suficiente para caber perfectamente dentro sujetando sus rodillas.
No sabía cómo reaccionar, no solo parecía haberse encogido, incluso me parecía un tanto más joven.
El me miró y no pude evitar sonreírle por la ternura que inspiraba, su mirada de niño pequeño era simplemente adorable. No pude hacer más que acariciar su cabeza felicitándole por su hazaña, el que su tamaño y peso se hayan reducido tanto, al menos a primera vista, me había hecho las cosas más sencillas, la situación había cambiado. No esperaba que el hacerse demonio le otorgara una habilidad tan curiosa, en esta condición es válido… pero ¿en qué situación podría servir? ¿Las habilidades eran individuales o todos los demonios podían hacer esto?
Tomé la manta que Giyu nos había dejado antes de irse y envolví la cesta al completo mientras le decía a mi hermano que tuviera paciencia, que no sería mucho tiempo. Con el nudo que había hecho en la parte superior, parecía un obsequio. Pasé las manos por las correas fijadas a ella y tomando aire me levanté; suspiré de alivio al saber que mis suposiciones eran correctas, podía con él, solo era un poco más pesado que uno de mis hermanitos… Sería difícil, pero podía hacerlo.
Dejando atrás la colina y la tierra arada, tomé rumbo en dirección al monte Sagiri, hogar del anciano Urokodaki.


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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
No tienes porque disculparte por tardar en escribir, nadie te va a exigir que te fuerces. Si hicieras eso, dejarías de ver esto como una diversión y lo verías como un deber. Eso podria hacer que incluso perdieras las ganas de seguir escribiendo, y nadie quiere eso.
Me lei el manga de kimetsu no yaiba y lo disfruté mucho, y parece que tu relato va por el mismo camino de ser tan épico.
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
PolarWyvern escribió:No tienes porque disculparte por tardar en escribir, nadie te va a exigir que te fuerces. Si hicieras eso, dejarías de ver esto como una diversión y lo verías como un deber. Eso podria hacer que incluso perdieras las ganas de seguir escribiendo, y nadie quiere eso.
Me lei el manga de kimetsu no yaiba y lo disfruté mucho, y parece que tu relato va por el mismo camino de ser tan épico.
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Muchas gracias por tus consejos, honestamente tienes mucha razón, lo he vivido muchas veces con muchos de los proyectos que he empezado pero termino dejando de lado; quizá por la falta de inspiración al presionarme para mantener un capitulo semanal.
A decir verdad de alegra mucho que te vaya gustando la historia. Por mi parte solo me he visto el anime y estoy pendiente con la pelicula (ya que no quisiera verla grabada del cine y perderme de toda la calidad que me pueda ofrecer :"u) Mi meta con esta historia es crear un universo alternativo con roles cambiados, la idea no es muy original pero me fascinó desde el primer día, que curiosamente vino por accidente xD. El argumento base es que como son personas con emociones similares pero formas de pensar y actuar distintas, a pesar de pasar por los mismos eventos las reacciones y consecuencias de sus actos cambiarían. Espero lo disfrutes uwu. Hoy mismo actualizo con el cuarto capitulo. ¡Un saludo!


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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
- -Capitulo 4: Demonio-:
- ---☬---Demonio---☬---
La noche empezaba a caer sobre nosotros. Di un mordisco a la fruta en mis manos haciendo un sonido crujiente, masticando lento con la mirada perdida en el horizonte, en un vaivén de pensamientos que no conducían a nada. La fruta venia de un árbol que encontré por el camino, reconocí que se trataba de una de las que solíamos comprar en casa… Sabía que debía comer para tener fuerzas, sentía el estómago contraído, suplicando por alimento, pero siendo honesta no tenía apetito…
Estaba cansada, con el paso de las horas la carga sobre mis hombros parecía no dejar de aumentar… estaba acostumbrada a cargar con mis hermanos por largos periodos de tiempo, pero esto era sin dudas un auténtico desafío. Me pesaba, necesitaba descansar. Mire al cielo, la noche aproximarnte se cernía lentamente sobre nosotros, poco a poco el sol se escondía mas tras el horizonte tiñendo el cielo de unos llamativos tonos naranja, al mismo tiempo que cada vez más árboles llenaran mi campo de visión, una montaña boscosa se hallaba en mi camino. Comenzaron a surgir las dudas sobre la dirección que había tomado, tenía más o menos claro el sentido en el que debía ir, pero no conocía detalles ni puntos de referencia… Hasta ese momento no había visto más que llanura y esta montaña frente a mí me confundía. No creía que fuera mi destino, pero la latente duda me dejaba intranquila…
Marqué una expresión de incomodidad mientras ponía atención a mis alrededores, esperando tener la suerte de cruzarme con alguien que pudiera ayudarme. No muy lejos de mi divisé una pequeña casa de madera al pie de aquel monte, a las orillas del camino que transitaba. Casualmente, fuera de la pequeña estructura se encontraba una mujer sentada con un pequeño niño en su regazo, parecía que le mostraba el mencionado bosque o le contaba algo sobre él. Era oportuna su presencia, pues viviendo en estas tierras debía conocer si el monte Sagiri estaba por aquí o si al menos iba en la dirección correcta.
Puse buena cara y saludé.
—Buenas tardes, querida— Respondió la dama con una sonrisa
—¡Hola!— Agregó el niño, enérgico. Correspondí con un ademan
—Lamento molestarla tan tarde, ¿pero sabe usted si el monte Sagiri está en esa dirección?— Señale con mi índice la montaña.
—¿Sagiri?... Si, vas bien encaminada. Se encuentra cruzando esa montaña— Respondió mirando hacia allá, donde la frondosidad del bosque parecía aumentar. Luego me miró con detalle. —…Veo que estas muy cargada ¿Segura que quieres subir ahora? Dicen que es un lugar donde te pierdes fácilmente… en especial de noche— Su preocupación se hizo palpable, tenía motivos, pero parecía que solo servía para inspirar eso.
—Sí, no se preocupe.
—Puedes pasar la noche aquí si quieres… mi hijo suele jugar en el bosque, pero cuando el sol se pone no le permito salir, es peligroso— Agregó acariciando la cabeza del pequeño.
—Se lo agradezco de verdad, pero llevo algo de prisa, no quisiera perder ni un minuto… Además alguien me espera del otro lado— Le sonreí con gentileza, me sentía un poco culpable por mentir, pero me consolaba la idea de que así no se preocuparía de más. Pese a ello, la desolación comenzó a aflorar nuevamente…
—Está bien, debes estar segura de lo que estás haciendo…
—¿Estas triste?— La repentina pregunta me sorprendió, me hizo darme cuenta de que mi expresión se había apagado. Mire al pequeño quien me veía con ojos inquietos.
—Ah…— Antes de que la señora pudiera decir algo hablé —…No, me encuentro bien. Solo me distraje pensando en algo…— Reí ruborizándome levemente por la vergüenza, alborotando un poco su cabello. —Muchas gracias por su ayuda— Hice una leve reverencia y retomé el camino hacia la montaña.
—¡Cuídate mucho, no te pierdas!
Fue lo último que le escuche decir, me despedí con un ademan mientras me alejaba, pero no le miré, ya no tenía la fuerza para sonreírle de nuevo. Me sentí mal por ello, pensé en que quizá había sido de mala educación… Pero cuando expresó preocupación por su hijo, la imagen de mi madre llego a mi cabeza. Además, la voz de aquel niño al preguntar «¿Estas triste?» no me abandonaba, fue como si mi propia mente me lo hubiera dicho. Como si tratara de recordarme que estaba fingiendo.
Más pronto que tarde justo como me habían advertido, el camino se volvió difuso y difícil de distinguir por la alta concentración de árboles y la densa oscuridad que se habían situado a nuestro alrededor, sin embargo con esforzarme un poco podía mantener el rumbo por aquel camino de tierra. Las cosas no tardaron en ponerse aún más complicadas, mi visión se volvía borrosa por momentos y mis parpados comenzaban a pesar, todo el agotamiento que venía acumulando a lo largo del día comenzaba a pasar factura… Traté de mantener el enfoqué pero el pesar aumentó tan rápido que solo mantenerme en rumbo me costaba trabajo. Nada de lo que había ocurrido hasta ese momento había sido en vano, mi cuerpo exigía descanso con urgencia.
Trastabillé dejando reposar mi hombro contra un árbol —No te duermas… No te duermas…— Susurré para mí. Entonces pensé en aligerar la carga.
Bajé la cesta y deshice el nudo que la mantenía cubierta por la manta, la cálida mirada de Tanjiro me recibió y una leve sonrisa se deslizo por mis labios. Volcó la estructura de mimbre y salió, antes de que pudiera decirle algo se levantó erguido, recuperando rápidamente su apariencia original. Pese a que mis sentidos estaban algo nublados quede ampliamente sorprendida al presenciar aquella hazaña. Tomándonos de las manos continuamos por aquel denso bosque, sin dudas me sentí más aliviada al caminar por ese solitario lugar junto a mi hermano mayor. Emanaba una radiante aura de calma que me hacía sentir segura de todo peligro.
Tras caminar algunos minutos más vimos lo que parecía una parada. Lugar donde los viajeros de largas distancias se detienen a descansar, comer o pasar la noche. Nunca había viajado tan lejos como para recurrir a uno de estos sitios, realmente nunca había ido más allá del pequeño poblado, sin embargo en aquel lugar había un joven dueño encargado de uno de estos, quien era cliente frecuente de mi hermano. Él me contaba que era una ocupación interesante pues sin tener que viajar por el país, podías conocer mucho sobre otros lugares por la gente que ahí se hospedaba… eso le llevó a pensar que sería bueno para mi trabajar en una parada, pues sería un medio para poder cumplir uno de mis sueños… conocer el mundo.
De improviso, algo pareció golpear los sentidos de Tanjiro, soltó mi mano y frenéticamente avanzo buscando el origen de aquello que yo no podía percibir. Lo llamé confundida y echo a correr escaleras arriba hacia la parada antes de que pudiera decirle algo más. Nerviosa le seguí, tropezando con los escalones por la premura.
Cuando llegué arriba él ya estaba bajo el pequeño pórtico, frente a una puerta abierta de par en par a viarios metros de mí. Completamente inmóvil.
—¿Qué ocurre, Tanjiro…?— Me acerqué a él con cautela mientras sudor frio bajaba por mi cien, mirando a mi alrededor con cada paso. Estar en medio de la nada nosotros solos me ponía de los nervios, creía que algo saltaría de la nada en cualquier momento, necesitaba que las cosas se mantuvieran tranquilas. Con la repentina acción de mi hermano la ansiedad había crecido. El no reacciono, entonces al llegar a la puerta noté que lo mantenía distraído… Olor a sangre.
Jadee por la sorpresa. Observe con los ojos muy abiertos como una escena familiar se repetía frente a mi… sangre machando las paredes, desparramada, restos de cuerpos por todo el suelo… iluminado tétricamente por la luz de las velas. Todo rastro de sueño se desvaneció en ese instante.
—…A quien quiera meterse en mi territorio… no lo perdonare— Nos volvió la vista un rostro humano deforme con dientes afilados, cabello rojizo y un centenar de cicatrices, sangre goteando de su mentón y manos adornaba aquella imagen salida del mismo infierno. Lamió sus dedos y nos miró con una sonrisa perturbadora… Era un demonio… sin dudas lo era. Mi estómago se contrajo, unas fuertes nauseas amenazaban con hacerme vomitar mientras el terror se apoderaba de cada centímetro de mi cuerpo. Recordé con detalle lo que había ocurrido esa mañana. Aquellos ojos brillaron con emoción al detallarme —¿Qué pasa señorita? ¿…Lo que vez te parece repulsivo?— Expresó con voz profunda de forma burlona, relamiéndose los dedos.
Como si una potente ráfaga de aire me golpeara, la puerta estalló de golpe y salí despedida hacia atrás con fuerza, gemí al golpear el suelo y el demonio saltó desde la penumbra y me aprisiono sujetando fuertemente mi cabeza contra el suelo, no podía moverme… tenia demasiada fuerza y no me permitía levantarme. El acerco su rostro al mío amenazándome con sus dientes… Mientras no podía dejar de mirarlo comencé a sentirme mareada, el terror de ser devorada me hacía temblar, intente gritar por ayuda pero ni un sonido salía de mi garganta. —Aplastaré tu cabeza y serás mi alimento— Las lágrimas saltaron. —¡Tanjiro!— Estrujé mis pulmones y lo llamé tan fuerte que mi garganta dolió.
Sacando a mi hermano del trance en el que estaba sumido, como un relámpago abandono la estructura y corrió hacia nosotros recudiendo la distancia en solo unos segundos. El demonio apenas pudo reaccionar cuando recibió una fuerte patada en el pecho que le hizo rodar lejos de mí. Antes de poder suspirar de alivio se repuso y se lanzó contra mí, estaba totalmente dispuesto a devorarme y no dejaría que nada se le interpusiera. Rápidamente Tanjiro alzo su puño a la ofensiva y le conectó un bestial puñetazo al rostro que lo detuvo en seco, arrebatando su cabeza del impacto.
Ahogue un grito observando como su cuerpo se desplomaba inerte, entonces remato con una patada que lo arrojo lejos. Mi hermano lo había matado de un solo golpe… por un momento temí de él, esa fuerza sobrehumana era demasiado peligrosa para mi gusto… Me erguí temblorosa y entonces recibí un fuerte abrazo de su parte. Como si una cálida manta me arropara en una fría noche de invierno me tranquilicé… sus brazos eran tan cálidos que no pude pensar en nada más. Arrodillado a mi lado, apoyó mi cabeza en su pecho… me vio a los ojos con esa mirada gentil que lo caracterizaba… en ese instante olvide todo… la perdida de mi familia y el dolor que palpitaba en mi pecho. Pensé que se había vuelto el Tanjiro de siempre. No pude oírlo, pero es como si me dijera que no tuviera miedo, que él siempre estaría ahí para mí, que debía ser fuerte y no importaba si era un monstruo o un demonio, me acompañaría hasta el fin de los tiempos.
El cálido momento no duró mucho, su mirada se desvió a la ofensiva hacia un lado apartándome de un empujón. La tierra se levantó por un repentino impacto desde arriba. De la nube de polvo emergió aquella criatura cortando el aire con una fugaz patada hacia la cabeza de Tanjiro, él se protegió con sus brazos pero el golpe lo dejo descubierto, acto seguido conectó un fuerte golpe a su rostro mientras trataba de reponerse. Luego otro y otro, atacaba sin descanso, sin dejarle tiempo a reaccionar. Pude levantarme al verlo en apuros pero no moverme… quería impedir que lo lastimaran… me paralizaba pensar que pudo ser el quien asesinó cruelmente a mi familia. De igual forma no poseía la fuerza o habilidad para marcar una diferencia, no era más que una incompetente.
En ese momento un grito desvió mi atención Chillé de terror al ver una cabeza «corriendo» hacia mi lanzando maldiciones, brazos le habían salido de donde debería estar su cuello y marcaba una cruda expresión de enojo mientras se aproximaba. Rápidamente recordé el hacha, Tanjiro estaba en apuros y no podría defenderme esta vez, debía ser yo quien le ayude. La tomé al tiempo que aquella aberración saltó. Reuniendo todo lo que sentía en un alarido de terror, frustración y asco simultáneos la golpee en el lateral de su cabeza alejándola mientras la sangre salpicaba, con repudio observé como aun con esa herida se reponía y atacó de regreso, mis piernas se sintieron débiles. Blandí el hacha de nuevo pero esta vez la atrapó con sus manos y detuvo el filo con sus dientes.
Sonrío con una desagradable mueca mientras sus cabellos tomando vida propia se enredaban a lo largo de la empuñadura y mis manos. Aborrecí tanto la sensación que retrocedí en vano, la ira apareció de repente, quería toda su existencia lejos de mí en ese instante
—Aléjate…—
—¿¡Huh…!?
—¡…Aléjate!— Indispuesta a tocarlo un segundo más sujeté la herramienta con firmeza, la llevé hacia atrás y la arrojé con todas mis fuerzas lo más lejos que pude. Aquél gritó desesperado mientras el hacha daba vueltas por el aire hasta quedar clavada en un árbol. Dejándolo prisionero.



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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
- -Capitulo 5: Urokodaki-:
- ---☬---Urokodaki---☬---
Me había librado del problema con mis propias manos…
Incrédula, observé como la cabeza del demonio había sido atrapada firmemente por el hacha contra el árbol, no asimilaba que fuera posible que alguien como yo pudiera hacer retroceder a un demonio. Mis piernas se sintieron como de gelatina, di un par de pasos torpes hacia atrás mientras tiritaban por los nervios, esforzándome para no caer. No podía describir como me sentía en ese momento; tenia piel de gallina, un nudo en el estómago me hacía sentir enferma… el dolor, la tristeza y el odio oprimían mi corazón como nunca antes, frente a mí se hallaba un auténtico demonio devora hombres. Las criaturas que arrebataron la vida de mi familia de la peor forma posible, y de seguro la de muchas personas más; además de haber convertido a mi hermano en uno de ellos. De solo pensarlo una enorme angustia y una creciente ira me invadían perturbando mis pensamientos.
Pensando que sería suficiente para retenerlo, dirigí mi atención al combate que se desarrollaba a mis espaldas. Aquel cuerpo sin cabeza que lo dirigiera tenía a Tanjiro contra las cuerdas, lanzaba golpes y patadas como si pudiera verlo con claridad, atacando siempre en el punto exacto para quebrar su defensa. Mi hermano no tenía experiencia en lucha, por su trabajo había conseguido una fuerza física admirable, pero dada su personalidad y que era querido por todos en el pueblo nunca le fue necesario aprender a pelear ni mucho menos defenderse, no obstante parecía poseer las nociones básicas, de forma algo torpe se esforzaba en no recibir golpes directos al rostro o estómago, desviando los ataques o bloqueándolos. De igual modo las cosas no se veían bien para el, pues la fortaleza física del demonio era superior y eso impediría que alguien como Tanjiro pudiera vencer, aplastando cualquier intento por defenderse o contraatacar.
Dominada por aquella nociva amalgama de sentimientos no pensé dos veces e intervíne en la riña. No se me pasó por la cabeza que se trataba de un acto suicida, no le di importancia a que no empuñara ningún arma, solo visualicé poner a mi familia a salvo. Ante la momentánea mirada de incredulidad de mi hermano con las manos desnudas cargué contra el demonio, distrayéndolo tiré y empujé con desespero sujetando sus ropas, tratando de apartarlo de él por la fuerza. No sabía que estaba haciendo, de nuevo me había dejado llevar por ese fuego en mi pecho que me hacía actuar contra el sentido común.
—¡…Suelta a mi hermano, besta!
Mis labios soltaron con ferocidad aquellas palabras, mi lengua negándose a ser reprimida expresó la enorme antipatía que no dejaba de crecer haciendo a un lado las demás emociones que luchaban por el control; tan rápido que no alcanzaba a comprender del todo su naturaleza, me hervía la sangre.
Aquel casi no se inmuto ante mi pequeña explosión, no logré desplazarlo ni un paso, sin embargo había dejado de forcejear con Tanjiro, lo mantenía sujeto de su camiseta mientras se quedaba estático. Entonces sin mediar palabra azotó mi pecho con un golpe de su antebrazo que me hizo volar un par de metros hacia atrás, rodé quedando tendida de costado mientras el polvo se asentaba; tosí escupiendo algo de saliva y dando bocanadas de aire, había comprimido mis pulmones con el impacto. Castigándome, el mundo demostró una vez más que era vano esforzarme…, nunca podría remediar la situación por mi propia mano, ni mucho menos evitar que las cosas ocurrieran; lágrimas escurrieron por mis mejillas mientras la ira se asfixiaba en desolación.
—¡No molestes, cuando acabe con el seguirás tú, niña!— Expresó el demonio desde una dirección diferente erizando cada uno de mis vellos. Formó un puño con su mano y lo arrojó hacia el rostro de un Tanjiro distraído, su mirada se fijaba en mí como si hubieran tocado algo muy preciado para él, descuidando su propia seguridad; de improviso este lo detuvo en seco con su mano, enfocando su vista en él.
Con rabia llenando sus ojos las venas se marcaron en su piel, le gruñía como un depredador a punto de atacar; algo en su presencia cambió en ese momento. Antes de que la criatura pudiera reaccionar recibió un fuerte puñetazo en su abdomen que le hizo retroceder, la cabeza reaccionó como si aún estuviera pegada gimiendo de dolor, él avanzó sin titubear y golpeo de nuevo desequilibrándolo; tomó impulso y finalizó clavando los nudillos en su pecho con tal poder que sus pies retrocedieron levantando polvo y tierra antes de caer a varios metros, cerca del pie del árbol. Tanjiro resopló una ligera nube de vapor alrededor de su bozal manteniendo la posición con el puño humeante, apuntándole con una mirada feroz.
Observé perpleja como había dado vuelta a la situación en unos instantes al verme en apuros, Tanjiro había sido dotado de una gran fuerza y esta parecía aumentar cuando estaba motivado a defender a su familia, era el poder de nuestros lazos… su poder iba más allá de mi imaginación. Presencié como la cabeza regurgito una cantidad considerable de sangre mientras el cuerpo se levantaba con evidente dificultad, gruñendo enfurecido.
—Maldito… ¿¡Cómo es que eres tan fuerte!?— Espetó ahogándose en una voz gorgoteante mientras líquido rojo continuaba escurriendo por las comisuras de su boca. —Tuve suficiente con ustedes— Con algo en mente el demonio se dio la vuelta y tomo el hacha adherida al árbol, vi como liberaba su cabeza de un movimiento y sin mediar esta saltaba a su sitio; como un salvaje arrancó los brazos extra que ahora pendían sobre sus hombros, horrorizada miré como al tronar su cuello las heridas resultantes se unían formando tejido nuevo a una velocidad absurda. Su mirada solo decía una cosa mientras empuñaba el hacha, quería matarnos a ambos, su paciencia estaba agotada. Detrás de mí Tanjiro continuaba gruñéndole amenazante, advirtiendo que si se acercaba se las vería con él.
No obstante algo le impidió dar un paso, de forma progresiva el cielo dejaba de ser negro, tiñéndose de sutiles tonos naranja cortando la oscuridad que yacía sobre nosotros; entre una cosa y otra el alba nos había alcanzado. Al instante la valentía abandonó el rostro del demonio al darse cuenta, pasando a marcar una autentica expresión de terror, equivalente a la de un sentenciado mirando a su verdugo momentos antes de ser decapitado… Asegurando que no sería la última vez que lo veríamos, juró venganza y se internó de regreso a la frondosidad a sus espaldas. Al verlo nada más que una abrumadora sensación de alivio me recorrió de pies a cabeza al tiempo que mis brazos y piernas se relajaban dejando reposar mi cabeza en la tierra con delicadeza, toda la tensión que pesaba sobre mí me había dejado. Por fin se había terminado, no me preocupe por su juramento o que pudiera volver, solo pensaba en la tranquilidad que me producía que se hubiera ido. Antes de darme cuenta mis parpados se hicieron pesados, amenazando con cerrarse me recordaban que había sido un largo día y había pasado la noche entera sin dormir, estaba acabada, mi cuerpo no daba para más; no me hubiera importado sucumbir ante el cansancio y dormirme ahí mismo.
Un fugaz recuerdo me abofeteó de pronto impidiendo que cayera rendida «(…) La luz del sol es el peor enemigo de los demonios, no sobreviven a la más mínima exposición, es como si estuvieran malditos (…)» Decía la voz del anciano en mi cabeza. Mis nervios saltaron y me puse de pie tan rápido que me maree; olvidaba por completo el hecho de que mi hermano fue condenado a ser un demonio, y que a la mínima el sol podía arrebatármelo en un parpadeo. Con el corazón golpeando mi pecho miré en dirección donde estaba momentos antes cuando amenazaba al demonio, mi respiración se descontroló cuando noté que no estaba; histérica lo llamé repetidas veces mientras frenéticamente miraba a todos lados en su búsqueda, caminando el círculos con pasos endebles.
¿Acaso reaccioné demasiado tarde?... ¿Mi debilidad me había traicionado de forma cruel?... Mi corazón se detuvo al pensar que mi hermano se había ido, no podía perderlo, no podía sin él, me aterraba; un nudo se formó en mi garganta mientras la amargura me consumía, mi pecho comenzaba a doler, mis intentos de respiración se entrecortaban volviéndose cortos silbidos, el corazón retumbaba con fuerza en mis oídos, mi equilibrio se rompía y mi visión se nublaba.
Entré en un estado de pánico, no veía, no sentía, no escuchaba nada; el retumbar de mi corazón rellenó el vacío que se había creado alrededor de mí. Reflexioné como todos los esfuerzos que había hecho se fueron al diablo, que la consideración de aquel joven espadachín fue en vano. Pensaba en que el demonio que había matado a mi familia se estaría regocijando en ese momento, celebrando que su cometido se había cumplido, asesinarnos a todos o en su defecto hacer de mi vida una miseria… El sudor frio empapaba mis prendas, gemí por una fuerte punzada al corazón, sentía que se detendría, iba a hacerlo, no podía hacer que las emociones se controlasen… moriría.
—¡Nezuko!... ¡Nezuko!...— La desesperada voz de mi hermano llamó a mi atormentada mente desde la distancia, implorando por atención.
Entonces una silueta azul como el cielo apareció en mi turbada visión, unos brazos me rodearon y me sujetaron con firmeza en un repentino abrazo, apoyando mi cabeza contra su pecho
—Cálmate… respira… todo estará bien…
Una suave voz cortó el escándalo en mi cabeza, no lograba identificar a quien pertenecía, aun así su cálido abrazo me reconfortó llenando un pequeño vacío, haciendo que pensara en mi madre…
—¿Mama…?
No hubo respuesta. Sus apaciguantes palabras hicieron eco… todo estaría bien… Acariciando mi cabeza continuaba repitiendo esas simples palabras que causaban un gran efecto, satisfaciendo esa necesidad de consuelo que había acumulado demasiado tiempo, guardaba tantas emociones que sentía la mente pesada, incapaz de pensar. Agradecí ese pequeño momento, con lentitud mi respiración se normalizó, progresivamente mi corazón bajaba el ritmo y dejaba de temblar. Volviendo en mi aún con los sentidos algo nublados y con el persistente dolor en el pecho percibí un leve sonido a la distancia, como una especie de llamado silencioso, creí estar oyendo cosas pero se repitió con un poco más de intensidad, dándome pista que su origen era la estructura de madera que solía ser la parada.
Me aparté de la figura y caminé con desgano hacia la puerta casi arrastrando los pies ignorando lo que pudiera haber sido, alguien que había corrido en mi auxilio o un producto de mi imaginación, no me importaba, estaba tan exhausta que solo pensar me causaba fatiga; seguía aquel supuesto llamado que cada vez se me hacía más familiar, como de una voz ya conocida; subí los escalones apoyándome en el barandal y entonces vi a mi hermano… Se encontraba sentado abrazando sus rodillas en su tamaño de infante, protegido por la sombra del marco, estaba seguro, estaba vivo; esta vez no sentí dicha al verlo, la ansiedad me comprimió mientras sostenía la mirada, solo restaba un escalón para llegar a su encuentro, pero solo me dejé caer de rodillas afirmando mi agarre a las barras de madera. Llena de culpa.
—Tanjiro... Tanjiro… lo siento, sé que no te gusta el sol, solo trataba de ayudar… lamento haberte asustado aquella vez… te prometo que no se repetirá, pero… por favor… no vuelvas a asustarme así…— El nudo regresó a mi garganta, mi voz se quebró alargando las pausas, sujetando mi pecho la desolación comenzaba a rebasarme de nuevo junto a profunda sensación de vacío. —No creo que mi corazón lo resista…
Con una mirada vacante y temblorosa observaba el suelo delante de mí, la insatisfacción me llenaba en ese momento… no tenía palabras para expresar, solo queria quedarme ahí, en silencio. Mis ojos se mantuvieron húmedos, pero no derramé una sola lágrima, sollozaba mientras me esforzaba en recuperar la compostura.
—Giyu… Esta niña no puede hacerlo. Difunde un penetrante olor a ansiedad, miedo y tristeza… Las heridas en su corazón son profundas, esta tan lastimada que el dolor nubla su juicio. Es incapaz de pensar con claridad.
Los segundos se hicieron minutos, la tenue luz del amanecer se volvió más intensa antes de que lo notara, colándose al interior de la cabaña provocando una cálida sensación en mi espalda. Mis manos ya no estaban húmedas, la opresión en mi pecho se había desvanecido, respiraba tranquila; me sentía en control de nuevo pese a que el abatimiento no me dejaba del todo. Hice conciencia de los murmullos que escuché momentos atrás, no habían sido más que susurros a la distancia que no les encontraba sentido, alguien me había hablado, pero me encontraba sola con mi hermano. Me puse de pie haciendo que mis rodillas tronaran, mis piernas también estaban algo adormecidas… ¿Cuánto tiempo permanecí de rodillas?
La mirada de mi hermano me recibió con los ojos húmedos, impacientes, parecía no poder resistirse a darme un abrazo para consolarme; la conocía era una mirada que no veía hace mucho, desde luego no era la primera vez que lo hacía. La sombra proyectada por la pared figuraba su límite y yo estaba justo fuera de él; en ese momento no le di importancia y solo forcé una leve sonrisa para tranquilizarlo. Regresé al exterior para buscar la cesta, recordé que debía buscar al anciano Urokodaki, no tenía las energías para cargar a Tanjiro hasta allá pero no tenía la alternativa.
Cuando dejé la casa un olor familiar me recibió, recordando la crisis de hace unos minutos voltee en su dirección algo confundida, de cierto había percibido un olor cuando aquella figura me abrazó pero la sensación fue tan irreal que pensé que lo había imaginado; no obstante me era imposible no dudar de ello y sentí la necesidad de agradecerle, si se trataba de una persona real quería que viera que estaba bien y que no necesitaba más de su preocupación, pero mis músculos faciales no me respondían, por mucho que traté de fingir una sonrisa no lo logré.Frente a mí se halló un hombre de estatura considerable, vestía un kimono de estilo jinbei, los pantalones eran holgados y de un tono oscuro, por el contrario la prenda superior era de un azul cielo con motivo de nubes. Se encontraba de espaldas, cabizbajo con las palmas juntas, rezaba frente a un par de montones de tierra. No tardé en deducir que había enterrado los cadáveres, pero me impactó pensar en el momento que lo hizo, pues cuando buqué a mi hermano dentro de la cabaña recordaba haberlos visto, al menos de refilón. ¿Me ausenté al punto de no notar a otra persona pasando unto a mi?... Eso me hizo dudar de la salud de mi mente.Antes de poder articular palabra él se puso de pie —Soy Sakonji Urokodaki… Tu eres de la que me hablo Giyu ¿cierto?Su pregunta me tomó por sorpresa. Había encontrado al hombre del que Giyu me habló y pidió que buscara, el anciano que me ayudaría. La persona que me consoló… Su voz era rasposa por la edad, pero como en aquel momento era suave y calmada.—S-si… Me llamo Nezuko, Nezuko Kamado…Volteó a verme y me sorprendí al ver que cubría su rostro con una máscara Tengu. Me sentí un poco intimidada, pero no me moví —Tengo entendido que tu hermano fue convertido en demonio.—Si… él es Tanjiro, Tanjiro Kamado…—Dime ¿Qué harías tu hermano devora a un ser humano?Me congelé, había tratado de evitar pensar en eso desde que fue condenado a ser demonio; no aceptaba la idea de que mi hermano fuera un asesino, el no era capaz de eso, lo conocía de toda la vida, era una persona amable y gentil que no dudaba en tender la mano a otros cuando lo necesitaran… el no mataría a nadie. Pero.—Piensas muy lento— Expresó con firmeza a solo dos pasos de mí, no supe en qué momento se había movido.—Debes estar consciente de que si está bajo tu cuidado serás responsable de todo lo que haga. Si devora un humano será únicamente tu culpa.
Sus palabras fueron duras; mis ojos se humedecieron y lágrimas rodaron por mis mejillas, me sentía responsable por lo que había pasado con mi familia, me frustraba pensar en que pude haberlo evitado solo con mi presencia y no poder hacer siquiera eso, y con esas tenia a mi hermano que pese a ser la única familia que me quedaba me traía a memoria lo que había ocurrido. No necesitaba que nadie viniera a poner más carga sobre mis hombros, pero… por mucho que me hiriera tenía razón, la conciencia de mi hermano parecía haberse reducido al nivel de un infante, nadie más que yo sería responsable de sus actos.
Asentí con los labios temblorosos y la vista nublada, su cálida mano me tomó gentilmente del rostro haciendo que lo mirará, se sentía áspero pero firme, no parecían ser las manos de un anciano. Sentí el impulso se estallar en llanto pero me contuve —Es bueno que lo tengas presente, es lo que significa viajar con tu hermano convertido en demonio, aunque debes saber que es algo que jamás debe ocurrir… tienes que evitar a toda costa que le quite la vida a un inocente… ¿lo entiendes?
—Si…— Asentí de nuevo, asimilando sus palabras.
—En ese caso cuidare de ti— Se apartó y caminó hasta las escaleras de piedra, volteando a verme mientras bloqueaba el sol. Sequé mis ojos y le miré —Te pondré a prueba para saber si puedes convertirte en una Asesina de Demonios.
Mi mente se detuvo en ese instante, incapaz de procesar lo que había dicho. —¿Asesina… de demonios?


¿Que tal? Espero estés teniendo un gran día ^^
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
"—Cálmate… respira… todo estará bien…"
-Gana el roleplay a base de calma-
(Oops, post y localización equivocados (?))
Está magnifico, como siempre; espero que estes disfrutando tanto de escribir como yo de leer
No has perdido la esencia del manga original, sin dejar de poner tu propio estilo en la hsitoria y eso es muy valioso :)
Sigue asi
¡Saludos!
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
- -Capitulo 6:
- ---☬---Rechazo---☬---Desperté bajo una suave sabana de algodón, tendida sobre una cálida lona, mi cabeza reposaba en una esponjosa y cómoda almohada que me abrazaban con fuerza. Debatí conmigo misma si debía levantarme o no deseando reposar un poco más; la cabeza me dolía y una sensación de debilidad pesaba sobre todo mi cuerpo... creí enfermar, de seguro había contraído un resfriado, luego me disculparía con mi madre por no ayudarla en las labores matutinas o el desayuno, los pequeños eran de mucho comer y aunque cocinaba con amor, podía percibir que era una gran carga sobre ella. De verdad me pesaba en el alma, pero no me sentía bien esa mañana... Traté de acurrucarme mejor para volver a mi sueño, esperando sentirme mejor mas tarde, pero un crudo recuerdo me trajo de regreso al mundo real.
Ya había perdido todo... pero mi subconsciente se negaba a aceptar esa realidad.
Con la desolación aflorando me senté tratando de enfocar mi vista; no volví a casa, tampoco recordaba haber aceptado dormir en casa de alguien. Haciendo un esfuerzo por recordar lo que había sucedido observé a mi alrededor en busca de alguna pista, me encontraba en una especie de cabaña de madera, el frio invadía el aire, tenía una extraña sensación en la cabeza cuando trataba de recordar lo que me había llevado hasta allí, mis memorias no coincidían. ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía en ese lugar? Hasta donde mis recuerdos tenían sentido el señor Urokodaki me había encontrado en aquella parada. Me froté el entrecejo tratando de evitar que la preocupación me consumiera, entonces todo volvió a mí como imágenes difusas en un flashback.***No reaccioné—¿Asesina... de demonios?
—Si. Ahora, carga con tu hermano y sígueme— Sin dejarme tiempo para asimilar sus palabras se dio vuelta y caminó presuroso escaleras abajo sin decir otra palabra.
Luego de hablarme con amabilidad me pareció extraña esa forma de decirme que fuera con él, por lo visto no pensaba en ayudarme con la carga ni caminar a mi lado como un guía; pude notar de inmediato que se trataba de un sujeto impaciente que no mediaría en dejarme atrás si demoraba demasiado. De nuevo sentí el peso mi destino y el de mi hermano pender de mis decisiones nuevamente, no sabía cómo sentirme al respecto pero lo ignoré, no podía dejar que mis emociones me frenaran, no esa vez. Me apresuré a recoger la cesta, trastabillando con mis propios pies regresé a la casa donde Tanjiro aguardaba por mí, con esfuerzo coordine lo más rápido que mis manos lo permitían para poner a mi hermano dentro de ella, mi pecho retumbaba con ferocidad mientras la envolvía torpemente con las sabanas y me erguía para seguir al hombre.
Ignoré como mi respiración estaba fuera de control, jadeaba con fuerza; haría todo lo posible para no perderle de vista bajo ninguna circunstancia, antes de notarlo mis zancadas se volvieron endebles mientras bajaba los escalones lo más rápido que podía. Él ya se encontraba al menos a media decena de metros de la parada, alejándose aún más cada segundo cuando llegué abajo; Sin demora me apresuré a alcanzarlo pero mi cuerpo se pronto simplemente se vino abajo. Sentí los músculos de mis piernas contraerse de golpe, derribándome al instante. Mi ojos se nublaron mientras trataba de extender mi mano para llamar su atención pero mi conciencia se desvaneció muy rápido.
—Señor Urokodaki... espere... por favor....***
Mi semblante se apagó al rememorar aquello —...No fui siquiera capaz de seguirlo— Al tiempo que no pude evitar pensar en voz alta. Me sentía una inútil que había desperdiciado el tiempo de los que habían tratado de ayudarme, tenía una única misión y fracasé.
—Tu cuerpo estaba en su límite— Aquella voz avejentada por los años atrajo mi atención. Era Urokodaki, este... parecía ser su hogar... ¿De verdad me había traído con él? En ese momento me sentí culpable por pensar mal todo este tiempo. Se hallaba de rodillas a uno o dos metros de mí detrás de una pequeña mesa para Té, junto a lo que me pareció una fogata dentro de la casa sobre el cual colgaba un caldero, podía escuchar la madera crujir debajo de este. Me pareció una imagen un tanto irreal. Froté mis ojos secando las lágrimas que quisieron formarse hace unos momentos tratando de aclarar mi visión. —¿Cómo te encuentras?—
Desconocía el tiempo que estuve inconsciente, de igual modo varias cosas me indicaban que no había sido pocas horas, lo que llevaría a pensar que debería sentirme mejor tras descansar todo ese tiempo. No obstante podría decir que a pesar de poder moverme con normalidad me encontraba casi tan desgastada como al inicio, por lo que no pude decir más que una palabra que lo describiera.—Cansada...
—Ven— Ni corto ni perezoso ordenó que me acercara mientras se daba vuelta buscando algo. Sin aminos de dar problemas al que me había acogido, retiré las sabanas y caminé; podía sentir como mi cuerpo resentía por todo lo que había pasado. Me quejé en silencio del dolor mientras me arrodillaba tras la mesa mirando al suelo, entonces el hombre me sorprendió ofreciéndome un humeante tazón de alimento, reaccioné con retraso y me demoré unos segundos de más en mirarlo y luego extender mis manos para recibirlo, para después soltar un casi inaudible «gracias».
No me sentía tan bien; sabía que tenías muchas horas sin comer algo y que muy probablemente era una de las razones por las que me sentía débil, sin embargo algo detenía al apetito de manifestarse, además sumaba una extraña sensación a mi estómago que no puedo describir con facilidad. Solo me quedé mirando el contenido por varios segundos, solo se trataba de una sencilla sopa de verduras.
—¿No tienes hambre?— Preguntó mirándome fijamente a través de su máscara. Negué con lentitud como respuesta, él rodeó la mesa y colocó su mano en mi frente, parecía querer comprobar mi temperatura —No pareces tener fiebre— Miró directo a mis ojos por varios segundos, me esforcé por sostenerle la mirada. —Estas exhausta... has pasado por muchos altibajos en muy poco tiempo, tu mente ya no puede más— Esa oración me hizo reaccionar, no había visto o platicado con este sujeto en toda mi vida, nunca me conoció y aun así fue capaz de leerme en tan solo unos instantes.
—¿Cómo...?
—¿Quieres saber cómo lo sé?— No dio pie a que pudiera responder, solo continuó. —Tu olor.
—¿Mi... Olor?
—Así es. Todos los seres vivos emiten distintos tipos de olores, nosotros los humanos también, ellos pueden decir todo sobre una persona, si está feliz o asustada. Con un buen olfato puedes identificar todos esos detalles y más.
Una única persona pasó por mi mente al escuchar su explicación, ya estaba familiarizada con ella, Tanjiro. El presumía todo el tiempo este don que tenia de poder leer a las personas y descubrir cosas solo con su olor, aunque nunca me disgustó siempre creí que era incomodo ser un libro abierto para él, pero también me parecía un gran talento con el cual podías ayudar a las personas, tal y como lo hacía en el pueblo cercano a nuestro hogar, perdí la cuenta de las veces que le salvó el pellejo a algunos muchachos, pensaba que era genial. De pronto fui consciente de lo que estaba pensando, recordé que cuando me desmayé traía a mi hermano en la espalda, mi corazón se aceleró al pensar en lo que podría haberle sucedido. Dejé el tazón sobre la mesa y me puse de pie rápidamente con las piernas temblorosas.
—¿Dónde...? ¿Usted, vio a mi hermano...?— Pronuncié al borde de la hiperventilación, trastabillando con mis propias palabras.
—Tu hermano está seguro— Expresó con firmeza, cortando mis erráticos pensamientos sin quitarme los ojos de encima —Esta dormido en esa habitación. Puedes calmarte— Culminó mirando en dirección a una puerta a mi derecha; su tono lo hacía sonar más como una orden que como un intento de tranquilizarme.
Me apresuré y desplacé la puerta corrediza. Suspiré profundamente mientras me apoyaba en el marco, sintiéndome más tranquila casi al instante. Ahí estaba, recostado sobre un futón azul cielo con el mismo motivo de nubes de las prendas de Urokodaki, durmiendo plácidamente en casi total oscuridad. Una leve sonrisa se dibujó sobre mis labios y se cerré la puerta. Entonces caí en cuenta de que había sobreactuado por nada, apoyando la frente en la madera mientras la vergüenza me recorría.
—Lo siento...
—Nezuko— Me volví hacia él, sintiendo su mirada acusadora a pesar de no poder ver sus ojos. —Justo a eso me refiero, te dejas llevar al instante por lo que sientes y no pones en duda el actuar en base a eso. Si no tienes cuidado podrías cometer una locura— Denotó algo que no entendí de momento, probablemente viendo más allá de lo que yo podía entonces. —Siéntate y come, lo necesitas— Bajé la mirada mientras regresaba a mi lugar sin decir otra palabra, tomé de nuevo el tazón entre mis manos al arrodillarme sintiendo un nudo en el estómago.
Miré al anciano por un momento y su mirada no se había apartado, me sentí presionada y lentamente llevé el tazón a mis labios; olfatee y sentí un delicioso aroma entrar a mi nariz. Tragué saliva y me decidí por dar el primer sorbo. El panorama se transformó, aquel jugo tenía tan buen sabor que comenzó a despertar mi apetito con forme lo bebía, saciando el hambre que estaba siendo relegada por mi mente hasta ese instante. No se sentía como el apetito voraz que debía poseer en realidad, pero no lo cuestioné, solo sorbí hasta lo último restante en el plato. Gentilmente dejé el tazón sobre la mesa delante de mí, tratando de sonreír mientras agradecía, pude sentirme un poco mejor gracias a él. Sin embargo para mi desgracia mi estómago decidió expresar su gratitud a su modo antes de que yo pudiera emitir una palabra; eructé vergonzosamente frente de él, regañé a mi estomago por forzarme a semejante cosa mientras sentía mis mejillas estallar en llamas y me cubría los labios tan rápido que se oiría como una bofetada.
—...De nada
Dejando de lado aquello, Urokodaki continuó.
—¿Recuerdas lo que te dije ayer?— Casi de inmediato vinieron a mí los recuerdos del flashback de hace unos momentos, trayendo a memoria lo que había dicho entonces, lo que hizo que se me erizara la piel, estrujando un poco la tela del kimono en mi regazo.
—Si
—Muy bien; por tu estado actual pospondremos el entrenamiento hasta el día de mañana. Aprovecha ese tiempo para recuperarte, necesitaras todas tus fuerzas— Asentí como respuesta, esta vez inquieta por su afirmación.
La primera vez que escuché que me entrenaría para ser una asesina de demonios quedé en shock, acababa de salir de una traumante experiencia con uno de esos seres, el pensar que ahora debía dedicar mi vida a cazarlos me ponía de los nervios. Además que contradecía lo dicho por Giyu... «Él te ayudará». ¿Este era el modo en el que lo haría?... ¿Qué hay de mi hermano?. Muchas preguntas empezaron a formarse en mi cabeza, pero él de pronto se puso de pie y caminó hasta la puerta detrás de mí, como si hubiera decidido no responder dudas.
—Voy a salir. Resolveré unos pendientes antes de mañana, descansa— Observé como simplemente abrió la puerta dejando pasar la luz de la mañana y se fue.
Tal como lo prometió Urokodaki, me dejó reposar el resto del día. Sin embargo no pude sentirme tranquila, temía por el infierno que venía sobre mí. Sabía que mi hermano era uno pero, No quería ver otro demonio en mi vida.
Buenas buenas ^^ Les actualizo con el sexto capitulo de esta obra; a partir de este capitulo verán mucha introspección y detalles; espero lo disfruten y se situen en los pqueños zapatos de la joven Nezuko Kamado



¿Que tal? Espero estés teniendo un gran día ^^
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Hola @BlueSwordsman ,
Tu fan fic lleva 5 meses sin actualizarse y está en riesgo de ser considerado cómo Fic abandonado..
Tienes 24 horas para informarnos si áun estás en proceso de continuar tu historia, de lo contrario pasará a moverse a la sección de Fan-Fics Olvidados.
Saludos
Tu fan fic lleva 5 meses sin actualizarse y está en riesgo de ser considerado cómo Fic abandonado..
Tienes 24 horas para informarnos si áun estás en proceso de continuar tu historia, de lo contrario pasará a moverse a la sección de Fan-Fics Olvidados.
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
¡Buenas noches! Siento el largo periodo de inactividad; por diversos asuntos no pude actualizar la historia en estos meses. Si aun es posible pienso en continuarla.


¿Que tal? Espero estés teniendo un gran día ^^
¿Te gusta leer? ¡Te invito a Leer mi FanFic de Kimetsu no Yaiba haciendo click Aqui! Ademas, echale un ojo a mi personaje de rol ¡es una monada!
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A YoshiGM le gustó éste post
Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Tras pasar 5 meses sin recibir capítulos nuevos, éste fic pasará a tomarse cómo abandonado y se moverá a los Fan-Fics olvidados.
Si el autor desea seguirlo escribiendo, deberá enviar un MP para poder recuperarlo y continuarlo.
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